La oportunidad continental de los partidos políticos 'grey'

La oportunidad continental de los partidos políticos 'grey'

Cada vez son más comunes y se caracterizan por su fascinación por las fake news, ser títeres del capital, tener una encarnadura fascista disfrazada con populismo, entre otras

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
octubre 12, 2018
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La oportunidad continental de los partidos políticos 'grey'
Foto: Pixabay

El reciente informe sobre advertencias, repercusiones y soluciones ante el cambio climático producido por el Panel Intercontinental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas y la ofensiva caricatural masiva y monótona de varios senadores republicanos ha puesto a la escucha de la opinión la reciente aparición de un fenómeno que puede plagar la política del mundo: los partidos políticos grey. Grey proviene de gris, un color a tu madrado que subsume lo brillante.

"Es posible que también me estén pidiendo que brote alas y vuele a Canadá para el verano", dijo el senador Roger Wicker (R-Miss.), un escéptico del cambio climático, sobre las acciones instadas por el informe.

"Es totalmente irreal", dijo el senador John Kennedy (R-La.). “Deben haberse lanzado en paracaídas desde otro planeta”

El informe tiene 700 páginas bastante densas. Conocedor de la capacidad lectora de muchos políticos tipo Bush y Donald Trump, dudo que hayan pasado de las dos primeras páginas y no es hayan ido directamente a las conclusiones.

Sin embargo, surge una pregunta inmediata, ¿desde cuándo el partido republicano funciona con tal espíritu de cuerpo como si una sola ideología y una sola política los dirigiera de cabestro? Algo concluyente es que cuando Nixon todavía ese partido pensaba según variara el pensamiento de cada uno de sus miembros, y eso permitió conexiones bipartidistas que dieron con la afortunada interdicción presidencial de aquel republicano. Cuando Bush, los horrendos ataques a las torres gemelas que llevaron a la guerra tuvo voces disonantes, sobre todo al final cuando se descubrió el pastel condimentado hábilmente por ese presidente. Y ni se diga la variabilidad de opiniones cuando de rechazar a Obama y sus políticas. Llovió la disimilitud, pero cuando lo del tratamiento de la crisis económica que había empezado con Bush se logró acuerdos bipartidistas importantes que, precisamente llevaron a las políticas de control financiero que luego desamarró Trump, precisamente.

“La mayoría del Partido Republicano en el Senado, (…) está dominada por legisladores escépticos ante el cambio climático causado por el hombre, como Jim Inhofe (R-Okla.). Una vez lanzó una bola de nieve en el Senado para probar que el calentamiento global no es más que un engaño. Inhofe, proveniente de un importante estado productor de petróleo, ha criticado durante mucho tiempo al IPCC como una organización sesgada de izquierda”. Más caricatura y despropósito para dónde; pero adelanta en clave petrolera una pista de cómo es que se menea el cuento.

¿Cómo es que cuando Trump, un presidente que marchó aun contra el partido en muchos aspectos programáticos de vieja estirpe conservadora durante su nominación pudo galvanizarlos de manera tan inmediata que ahora cantan al unísono no contra las políticas de salvación ante el cambio climático, ni siquiera aceptan que exista como problema.

Ya no son un partido son una grey. Son una confesionalidad. Y de dónde surge la fuerza magmática de esta religión.

La única que queda en pie consiste en decir que se están llenando los bolsillos con las políticas económicas de Trump aunque no necesariamente —y por qué no— de una manera directa. Piensan que si se alejan criticando, no tendrán financiación de quienes desde el poder económico y financiero se mantienen fieles a Trump porque éste les está llenando todavía más los bolsillos cumpliendo a cabalidad lo de sus propios beneficios estratégicos, aunque se tiren las columnas arcanas del planeta y yazgan todos sus filisteos con él. Y si se mantienen firmes sobre todo ahora en mitaca, califican como seguros para las próximas contiendas. Con semejante financiación en ciernes, como a boca llena pregona Trump, ya pueden irse los demócratas y el resto de la opinión pública, incluidos los científicos a freír espárragos.

Pero, qué otros riesgos hay.

El problema más grande es que ha resultado cierto muchas veces que los comportamientos de Washington modelan la política para el resto del mundo. Al parecer, ninguna burguesía periférica es lo suficientemente creativa para imaginarse el mundo. Quizás tampoco tienen el pulso financiero suficiente, ni tienen mentores ideológicos que les hagan tales trabajos en las universidades y centros de pensamiento estratégico que paga el capital para rebajarse impuestos. Al fin y al cabo la ideología es una mercancía como otra cualquiera. Es obvio que las ramificaciones económicas van adelante; las posturas políticas siguen a pie juntillas a aquellas. ¡Es la economía, estúpido!

En el caso colombiano resulta patética la oportunidad mefistofélica para que estas flores de grey se rieguen como verdolaga en playa. ¡Enfoquen la presidencia del senado! ¿Y qué otra presidencia?

¡No se diga más! ¡No! no, no, no, no, díganle que no a esa pelota! ¡Ilusión óptica, todavía la pelota no ha caído!

En Colombia tiene tal poder de disolución mágica el partido de grey que ha solvatado en cuerpos distintos a la U, liberales, conservadores, etc., etc.; faltando todavía datos de otros municipios…

Y eso que no ha empezado a fluir, pues Santos dejó el frasco limpio, la mermelada con albaricoque como la está denominando el magnífico programa de opinión cáustica La Tele. Yo había propuesto la melcocha en frasco, que puede ir con albaricoque, teniendo esta más fuerza interpretativa y de representación electoral.

Ya habrá tiempo y más espacio para procesar cada una de sus características que ya sobresalen de estos partidos grey. Suelto varias: les fascinan las fake news; solo piensa una persona hegemónica; son partidos absolutamente títeres del capital que va al mercado compra una figura exótica y la madura a publicidad venteada; no son democráticos, tienen una encarnadura fascista disfrazada con populismo; sus adláteres piensan que su líder es una inteligencia superior; gobiernan a punta de cortinas de humo, escándalo tras escándalo; suscitan el odio pues aman las crispación social; el miedo es su arma política principal y el terrorismo de estado; no les gusta tener a sus dirigentes presos, ni que se los toquen ni con el pétalo de una rosa; odian la ley pero la fabrican para someter a los de ruana; les gusta inventar sus propios diccionarios acerca de la realidad, su realidad siempre es alternativa; tienen ejércitos de reserva armados con mastines; odian la ciencia y la teoría de la evolución; están matriculados con los combustibles fósiles contaminantes, aunque amarían los otros si ya fueran dominantes; aman la ganadería y no dicen una palabra sobre su alto poder contaminante; manipulan a su favor las sectas religiosas; queman libros; sus escritores públicos opinan solo para inflar al líder; los miembros de la grey nadan como pez en el agua en medio de la más espesa mermelada; suelen dividirse entre memertos y mementos; son castigados con memes que siempre se vuelven virales; cuando no habla su líder los otros la embarran; juran, rejuran y retequejuran que todas sus huestes irán al cielo; si pierden una elección es por fraude que son capaces de adivinar.

Parece que en los Estados Unidos en sus filas aceptan heterosexuales y no heterosexuales. Se desconoce qué pasa en Colombia.

Notas. J. W. von Goethe. Mefistofeles, demonio literario inventado en Fausto: saber deseoso de dominar el mundo para destruirlo. Tomado de algún diccionario web: “la solvatación es una interacción de un soluto con un solvente que conduce a la estabilización de las especies del soluto en la solución”. ¡Tal cual! Las citas son tomadas de HuffPost, Republicans mock U.N. climate warming

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