Antes de la pandemia la movilización callejera ante el mal gobierno, explotó en ese extraordinario paro del 21 de noviembre.
Llegada la pandemia y el confinamiento como el único mecanismo eficaz, para no contagiarse y poner en riesgo la salud y la vida de la población, la movilización social para expresar la inconformidad, pasó de la calle a la virtualidad principalmente.
Y el movimiento social y político, si bien no ha logrado el impacto necesario para hacerse oír, de tal manera que pudiese haber desmontado o neutralizado las medidas más regresivas de este gobierno adoptadas en medio de la emergencia decretada, lo cierto es que ha venido aprendiendo a usar la virtualidad para expresar su inconformidad y rechazo a tan lesivas políticas.
Los maestros asociados en Fecode lograron hacer un paro virtual de 48 horas el pasado 12 y 13 de agosto, como una forma de desobediencia civil frente a la irresponsabilidad gubernamental de convocar a la presencialidad educativa sin condiciones de bioseguridad y aislamiento, poniendo en riesgo la vida de cerca de 20 millones de personas que conforman la comunidad educativa, sin que aún este perfectamente claro el desenvolvimiento del contagio del covid-19.
Antes y en el paro usaron a fondo todas las plataformas que ya usaban con sus alumnos y las provistas por las organizaciones sindicales, para informar , coordinar, planear y capacitar a la comunidad educativa en los objetivos y las acciones de dicha desobediencia. Lograron llegar a la inmensa mayoría de esa comunidad. Los maestros con sus luchas y en éstas nuevas realidades virtuales, no dejan de enseñar.
El movimiento sindical mundial, conmemoró el 1° de mayo fundamentalmente en la virtualidad ante los riesgos de la calle.
La CUT desplegó, una transmisión virtual ininterrumpida de 10 horas donde participaron dirigentes y activistas de múltiples sindicatos de todo el país, exaltando la trascendencia de ese día para los trabajadores y destacando los mensajes de la oposición al mal gobierno de Duque y defendiendo la vida y los acuerdos de paz. Esa transmisión contó con eventos culturales.
Así mismo, se hizo una transmisión virtual el 20 de julio explicando a través de internet en sus distintas opciones, el pliego de emergencia de 6 puntos que el Comité Nacional de Paro le presentó al gobierno.
Y el pasado 7 de agosto nuevamente se realizó una nueva transmisión nacional virtual para hacer una balance de los dos años de mal gobierno de Duque.
Todos los sectores sociales y políticos hoy hacen despliegues a diario en la virtualidad, de charlas, conferencias, foros, asambleas, paneles, etcétera, tanto de carácter nacional como internacional. Eventos y reuniones que antes no nos imaginábamos, hoy se hacen con mucha naturalidad y eficacia.
El silencio a que han sido sometidas las fuerzas alternativas en los grandes medios de comunicación por decisión del gobierno y lo grandes monopolios, viene siendo subsanado, con grandes esfuerzos, hasta donde les ha sido posible, mediante la virtualidad.
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La movilización social ha estado presente todo el tiempo de la pandemia, asegurando mantener la inconformidad frente al manejo oportunista que ha tenido el gobierno
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En este periodo de la pandemia se ha usado también la calle, pero de una manera restringida por los riesgos del contagio, actuando con responsabilidad en bioseguridad y distanciamiento social.
Así lo han hecho los trabajadores de Ecopetrol y el Sena para oponerse a las privatizaciones. Los trabajadores de la salud exigiendo los derechos sanitarios y laborales necesarios y convenientes para una buena atención al coronavirus. Hasta paros de 4 meses y huelga de hambre. Las caminatas por la dignidad hacia Bogotá, provenientes del Cauca, Nariño, Santanderes, Arauca y Bolívar, exigiendo respeto a la vida y cumplimiento de los acuerdos de paz. Los estudiantes universitarios realizan campamentos en sus campus y algunas huelgas de hambre reclamando matrícula cero.
Los pobladores de las barriadas y los vendedores informales ante la desprotección total del estado, van la calle a buscar su sustento y a exigir una renta básica universal para paliar la pandemia y el confinamiento. Las mujeres reclaman en coloridos despliegues protección y garantías ante la violencia de género. Igual las diversidades sexuales y étnicas. Los empresarios de las mipymes reclaman en las calles subsidios a sus nóminas y condiciones y garantías para el ejercicio de su actividad productiva.Podemos decir que la movilización social ha estado presente todo el tiempo de la pandemia, asegurando mantener la inconformidad frente al manejo oportunista que ha tenido el gobierno, al aprovechar las dificultades de la población para legislar a favor de sus socios de siempre, banqueros y grandes empresarios, y haciendo más gravosa la vida de la inmensa mayoría de la ciudadanía.
Y en la medida que los contagios desciendan se llenará de nuevo, ya no solo las redes sociales y la virtualidad, sino la calle, al igual de las maravillosas y portentosas manifestaciones iniciadas el pasado 21 de noviembre.
Será, a vía de ejemplo, como lo hicieron en días pasados los rappitenderos en varias ciudades. Con sus aplicaciones virtuales convocan las grandes movilizaciones, llenando vías y plazas, reclamando sus derechos comerciales y laborales.
