Mito: Las drogas no sólo eliminan problemas, tristezas y preocupaciones sino que además nos ayudan a conectarnos con nuestra alma.
Meditar está de moda. Se ofrecen cursos, talleres, charlas y retiros. Todos los días se publican artículos y libros de los beneficios (científicamente comprobados) de esta práctica: aumentar la concentración; mejorar el sistema inmunológico; disminuir la ansiedad, el estrés, el miedo, la soledad, la depresión, etc. etc.
Sin embargo, estos son simples efectos secundarios porque su principal propósito es conectarnos con la conciencia. Y es aquí donde algunas personascreen que ciertas drogas psicoactivas ayudan a alcanzar estados superiores de consciencia.
Por absurdas que parezcan, este tipo de afirmaciones no deberían extrañarnos. Si todavía existen personas que creemos que un reloj, un carro, una marca de ropa o hasta inclusive un desodorante nos ayudarán a ser más felices y a conseguir a la pareja de nuestros sueños, pues no es exótico que haya personas que aseguren que ciertas drogas ayudan a conectarnos con nuestra consciencia.
Cualquier persona equilibrada sabe que el camino a la consciencia es con consciencia y no desde la inconsciencia. Las drogas nos venden una ilusión muy llamativa: que después de tomar esta pepa o fumar este porro o aspirar este polvo se resolverán todos mis problemas, estaré ¡libre de tristezas y preocupaciones, seré más productivo, más aceptado y más feliz! ¿Por qué nos creemos el cuento a pesar de que la realidad y los testimonios de otros nos demuestran lo contrario? Ni idea.
Así que, si además de eliminar problemas, tristezas y preocupaciones las drogas nos ayudan a conectarnos con nuestra Alma, pues ¡que vivan las drogas!
Los partidarios de este mito no saben distinguir entre estados de inconsciencia y estados de consciencia. Antes de compartir la explicación energética y científica, analicemos esto de la manera más elemental: una cualidad básica de una persona consciente es practicar el valor de la ‘Acción Correcta’. Los padres de hijos que usan drogas, las parejas de personas que lo hacen o los hijos de padres que consumen, todos nos pueden confirmarque ninguno actúa correctamente bajo su influencia. Que de pronto vieron o escucharon o sintieron cosas “raras”, no me cabe la menor duda, ¿pero que se conectaron con la consciencia? ¡Ninguno!
Tomemos un ejemplo: la marihuana. La gente sigue fumando porque considera que las afectaciones a la memoria, al comportamiento, a la atención, a la toma de decisiones y a los procesos perceptivos no son suficientes razones para dejar de hacerlo. ¡Qué miedo y que inconsciencia! Pero lo realmente preocupante es que estos males son secundarios al lado de su principal secuela: desconectarnos de alma. Lo explico:
La glándula pineal (o epífisis) es una pequeña glándula ubicada en el cerebro. Una de sus funciones es la secreción de melatonina, hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño, es decir, es fundamental para la regulación de nuestros biorritmos (casi nada). A nivel energético la epífisis es el asiento del alma, es el lugar donde la consciencia se conecta con el cuerpo. Científicamente se ha comprobado que esta glándula se calcifica (se endurece) con ciertas toxinas como aquellas de las drogas psicoactivas.
Realidad: El consumo de drogas nos desconecta de la energía vital de la consciencia, lo cual genera todo tipo de bloqueos energéticos a nivel físico, mental y emocional. Y son precisamente estos bloqueos invisiblesla razón por la cual los consumidores de droga son infelices: porque se desconectan poco a poco de la vida.
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