El exconcejal de Bogotá Carlos Vicente de Roux logró una de las votaciones más altas de la capital como parte de proyecto de Progresistas liderado por Gustavo Petro. Juntos rompieron con el Polo y armaron un movimiento que tiene a Petro compitiendo por la Presidencia de la República. Fueron incluso aliados en la investigación que desató el escándalo de corrupción en la millonaria contratación del Distrito que mandó a la cárcel a contratistas, concejales y al propio alcalde de Bogotá Samuel Moreno y a su hermano el senador Iván Moreno. Tanto Petro como De Roux cosecharon políticamente sus sólidas denuncias: el uno fue elegido alcalde de Bogotá y el otro reelegido concejal con una abultada votación. Ya había llegado al concejo con el Polo Democrático en el 2003.
Sin embargo la relación se rompió. De Roux se distanció de la manera autoritaria de gobernar Petro y pasó a ser un duro crítico del hoy candidato. Sus diferencias eran tan profundas que hicieron explícitas en el escenario de la contienda presidencial este fin de semana sorprendió con unos duros trinos que buscaban recordar que el país estaba ante la posibilidad de que un gobernante sin talante democrático llegará a la presidencia. Advirtió con firmeza el riesgo.
La distancia se había empezado a zanjar desde el 2015, cuando en septiembre de ese mes sorprendió con una carta en la que anunciaba las razones por las que se apartaba del proyecto de Petro y se postuló para la alcaldía de Bogotá, aunque su candidatura que no tuvo mayor acogida. De Roux señaló la administración de actos de corrupción preocupantes como la prórroga por seis años al contrato con las firmas SIM y EUCOL para la instalación de paraderos del SITP en el que, según de Roux, se habrían perdido muchos recursos. La defensora del espacio públicos Blanca Durán negó todas esas acusaciones.
Sus críticas iban también dirigidas a los problemas de Petro como alcalde, a la hora de ejecutar sus ideas; experto en dar órdenes imposibles y calificó como una equivocación su proyecto de basuras y de valorización.
Una voz calificada como la de De Roux resulta inconveniente para la aspiración de Petro, si se tiene en cuenta que sus críticas coinciden con mucho de lo que recalcan sus detractores. De allí que la fórmula vicepresidencial Angela María Robledo haya salido al quite buscando neutralizar a De Roux. Lo invitó a compartir un café y no dudó en divulgar imágenes del encuentro en su cuenta de Twitter denominándolo, a la manera de Mockus, como diálogo pedagógico.
Del diálogo quedó, que se sepa, un gesto de cortesía de De Roux, que ha circulado mucho menos que sus drásticos trinos con los que busca recordar que Petro no es un demócrata:
