Desde que la Legión se comenzó a acercar a las comunidades que habitan tres de los siete complejos urbanísticos que han sido entregados en Medellín, un clamor se hizo efectivo y afectivo: acompañar, escuchar, dialogar y compartir con las comunidades que habitan estos edificios incrustados en las cimas de las comunas.
Asciende uno por la montaña hasta llegar a una pequeñas colonias, barrios enteros construidos verticalmente (las ciudades se derrumban hacia arriba, decía un poeta), y se le viene a uno la memoria del desarrollo urbanístico en las grandes ciudades del mundo. En el caso de Medellín miles de personas primero desplazadas del campo arriban a la ciudad y se asientan en lo más alto de las comunas. Luego reciben una vivienda gratis, la mayoría de veces lejos de donde vivían antes, y allí comienza un nuevo ciclo de vida, un renacer con nuevos vecinos.
Desde el campo las comunidades tejieron una memoria del compartir campesino y del convite, lo cual se ve amenazado en las viviendas de subsidio pleno. Cada uno en su casa y “yo no me meto con nadie para que nadie se meta conmigo”. Así se fractura el sentido intrínseco de lo que es un barrio popular y se hace necesario recuperar la acción comunal como un acto de vida.
La Legión del Afecto llega a estos territorios a reavivar un fuego, una memoria, un ritual cotidiano de compartir e interesarse por el vecino como hermano y como parte de una comunidad. También a visibilizar saberes comunitarios y conocer las biografías de aquellos héroes anónimos que, como dice el poeta Jattin en El Dios que adora, trabajan cada día un pan amargo y solitario y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte.
La propuesta legionaria del Viaje a Pié es para seguir caminando la búsqueda del Buen Vivir en las viviendas de subsidio pleno. En la comunidad de Ciudad del Este participamos en el recibimiento comunitario de la navidad (con afecto y arte en vez de pólvora y borrachera). Este acompañamiento en vísperas de la navidad es bastante significativo en tanto lleva un mensaje de alegría sin necesidad de licor, y de alboradas sin necesidad de pólvora, haciendo contrapeso a la “cultura mafiosa” que se impone en Medellín.
La Legión del afecto también acompaña a las comunidades de La Cruz en su apuesta por embellecer las urbanizaciones y por acercar a la comunidad en torno a actividades de mejoramiento de las zonas comunes. Esto en la búsqueda de generar afecto y sentido de pertenencia por el territorio.
En el primer arribo legionario en los apartamentos de La Cruz, las personas comenzaron a salir de sus casas, pues era la primera vez que los visitaban desde otras comunidades con expresiones artísticas genuinas y cargadas de sentido comunitario. Después vino el intercambio con personas de otras urbanizaciones en un diálogo e intercambio de saberes que comienza a generar frutos en la misma comunidad, el principal de ellos es la esperanza de construir una mejor convivencia e integración entre los vecinos.
En Cantares, Ciudadela Nuevo Occidente, los niños pululan con sus sonrisas macro cósmicas, buscan abrir el espacio físico a fuerza de imaginación, aventura e inventiva, en una palabra: con lúdica. Desde la Legión queremos acompañar a estos jóvenes en la búsqueda de re-crear los espacios comunes y ambientar la buena relación con sus comunidades. La nuestra es una apuesta de común unidad en estos territorios donde la gente ha llegado a cumplir el anhelo de vivienda propia, y aportar en aquello que es invisible y permanente: el tejer comunidad o, mejor dicho, paz cotidiana.
