En lo profundo del majestuoso cañón del Chicamocha, en Santander, se encuentra Jordán Sube, un municipio que, pese a su reconocimiento legal desde 1830, ha sido relegado al olvido, convirtiéndose en un verdadero "pueblo fantasma". Aislado por una carretera de 20 kilómetros de curvas pronunciadas y sin rutas de transporte público, Jordán Sube es el municipio con menos habitantes en su casco urbano en Colombia. Aunque cuenta con 1.047 habitantes, el 94,92% reside en zonas rurales, dejando la cabecera prácticamente desierta.
Las seis calles empedradas de Jordán Sube están flanqueadas por casas en ruinas, y la única tienda del pueblo apenas mantiene sus estantes abastecidos. No hay restaurantes, hoteles ni cementerio; incluso la escuela local, Nuestra Señora de Fátima, sólo ofrece educación hasta noveno grado y actualmente funciona en un antiguo asilo de ancianos sin residentes. Los jóvenes deben emigrar a otras localidades para continuar sus estudios. La falta de infraestructura básica es evidente: no hay hospital ni droguerías, y las mujeres embarazadas deben ser trasladadas a municipios vecinos para dar a luz.
En el siglo XIX, Jordán Sube era un paso obligado para los arrieros que transitaban entre Bucaramanga y Bogotá, utilizando el histórico puente Lengerke, considerado uno de los viaductos colgantes más emblemáticos del país. Sin embargo, la construcción de la troncal Bucaramanga-Bogotá desvió el flujo comercial, aislando al municipio. La violencia bipartidista de los años 40 también contribuyó al éxodo de sus habitantes, especialmente de aquellos afiliados al partido Liberal.
“La gente se fue yendo cuando la violencia de partidos, por allá en el 49. El partido mayoritario de acá, el Conservador, sacaba a los otros. Así se fue quedando esto solo”, cuenta uno de los habitantes a El Tiempo.
Intentos de resurgimiento de Jordán
La alcaldesa Johana Muñoz ha iniciado esfuerzos para revitalizar Jordán Sube, incluyendo la restauración de la Alcaldía y la pintura de fachadas en el casco urbano. Se están gestionando proyectos para la construcción de un acueducto municipal y el mejoramiento de las vías que conectan con las veredas. Sin embargo, la falta de profesionales locales ha dificultado la implementación de estos proyectos. Aunque suene increíble, en la actualidad, el municipio recibe anualmente 3.600 millones de pesos de presupuesto.
A pesar de su riqueza natural y potencial turístico, Jordán Sube enfrenta desafíos significativos para superar su condición de "pueblo fantasma". La falta de servicios básicos, oportunidades educativas y económicas continúa impulsando la migración de sus habitantes. Sin embargo, la resiliencia de su comunidad y los esfuerzos de revitalización ofrecen una esperanza para el renacimiento de este histórico municipio enclavado en el corazón del cañón del Chicamocha.
| Ver también: La ciudad colombiana que fue bautizada como la ‘fábrica de atardeceres’; llena de café y bellos paisajes
