Es la misma que va a cine en marzo en Cartagena y la que cruza la pierna y enciende la pipa en los Hay Festival. Yo no me desvivo por ir a ver a Svetlana Alexiévich, con todo y que sus Voces de Chernobyll me desveló una noche; eso de asistir a una conferencia con traducción simultánea es tan tortuoso como limpiar un reactor nuclear en Bielorrusia. Sin embargo, ahí están en primera fila los que con cargo de conciencia quieren llenar el hueco de su incultura escuchando un ensayo en ruso.
Este año no voy a ir a la feria, pa´ qué. Mejor perderse una tarde en Wilborada o en Prólogo. No corres el peligro que un poeta hambriento te robe la cartera y hasta te puedes comprar un libro muy barato. Yo en la Lerner he comprado Siruela a 10.000 pesos y Valdemares en 50. Qué pena pero me cansé de ver toda esa basura que saca Anagrama mal puesta entre dos mesas pidiendo 25, 30 lucas por un Pérez Reverte, por un puto Pérez Reverte.
No hay ofertas, Corferias no es un lugar agradable y, además, el invitado es Holanda. ¡Holanda!, ni porque fuera una feria de la pintura. Además de Cest Noteboom y su libro Tumbas de poetas y pensadores y la desgracia de Anna Frank, la verdad, desconozco por completo qué autores holandeses son importantes. Para mi Holanda es Durero, Cruyff, Arjen Robben y Paul Verhoven… no sabía que también escribían novelas.
Va el ama de casa que tiene marido rico y acaba de ser operada
a comprar un coffee table book, de Botero, “lo más grande que ha dado Colombia mi amor”
Y allá va el oficinista promedio, cansado de su mediocridad, a dejarse meter un ladrillo de Umberto Eco solo porque la portada tiene una ilustración bonita. Y va el ama de casa que tiene marido rico y acaba de ser operada y quiere evitar que su niña de 7 años piense que es una milf de bota alta y labio ancho y por eso va y se compra un Coffe table book, de Botero, “lo más grande que ha dado Colombia mi amor”.
Pensándolo bien sí voy a ir. El año pasado la pasé superbien en el mejor stand de la Feria: el de Club Colombia. Si no estoy bien la cerveza costaba 2500 y desde esa terraza se puede ver muy bien a toda la familia haciendo la farsa de que son muy cultos, muy ilustrados, así crean que Carolina Cuervo es una intelectual y Juan Esteban Constain un gran escritor. Desde la terraza alcanzo a escuchar a un promotor de lectura decirle a su novia, muy joven y rubia, que esta, la de Bogotá, “Es la mejor feria del libro del continente” ignorando que a esa misma hora, en la Rural en Buenos Aires los premios nobel Mario Vargas Llosa y John M. Coetzee preparan sus conferencias. Siendo un evento mal organizado y sin ofertas, la de Buenos Aires es diez veces mejor que la de Bogotá.
Sí, desde la terraza pasan los grandes escritores de este país: Héctor Abad, Walter Rizo, los youtubers Sebastián Villalobos y Juana Martínez, quienes, a sus 16 años, acaban de publicar sus memorias. Es casi el mismo ambiente que puede respirarse en una feria equina, son los mismos personajes, la cerveza me lo hace ver, son los mismos, solo que se han quitado, por un momento, el sombrero, el poncho, la pistola.
