Dicen no tener dinero para la educación, pero sí para enviar a Panamá. Dicen escuchar al pueblo y nos quitan el medio por el cual rechazamos la minería y explotación de nuestro suelo. Dicen obrar por nosotros y nos suben los impuestos. Dicen que están para protegernos, pero en cuanto exigimos derechos nos golpean, nos atacan, nos violentan y nos encierran. Dicen no poder proteger a nuestros líderes sociales, pero pagan esquemas de seguridad gigantes a personajes que ellos mismos podrían pagarse, mientras la sangre corre y ellos dicen actuar contra aquellos siniestros.
Aquí digo yo, ¿quién es el que realmente vulnera nuestros derechos?, ¿a quién protege realmente nuestro Estado?, ¿al pueblo colombiano o a una minoría, élite política y económica que nos ha llevado a esta deplorable situación? Nacimos en Colombia, país multicultural y diverso en fauna y flora, con recursos y minerales (mares, ríos, bosques, manglares, llanos, tenemos oro, plata, esmeraldas, petróleo, carbón). Si somos colombianos todo esto es nuestro, pero si todo esto es nuestro, ¿cuántas personas aquí llevan una esmeralda como accesorio?, ¿cuántas personas aquí tienen oro en sus bolsillos del que las mineras sacan montones cada día?
Si somos colombianos y estos recursos son de Colombia, ¿por qué nosotros no los tenemos?, ¿en favor de quién está esta producción? Aunque hay casi cuarenta y seis millones de habitantes, la tierra permanece en unos pocos brazos. Además, mi patria se pudre en la guerra, es carcomida por la corrupción y la gente se acuesta con hambre porque ni un tazón de arroz tiene para comer. Y agradezcan que afortunadamente no habrá IVA en la canasta familiar, ese que esas sanguijuelas nos querían poner. Tal vez se acordaron de que son ellos los que enajenan el trabajo de todos y nosotros sin nada que hacer, con una patria pero de nombre porque aun con todas las tierras y todos los cultivo esto no es nuestro, pero es lo que un Estado de mierda nos hace creer.
Nos dieron un nombre, Colombia, lo eligieron ellos. Nos dieron un escudo, pero con un ave en peligro de extinción. Nos dieron alimentos que abundan, pero para el que tiene cómo adquirirlos. Nos dieron libertad, pero para los que hacen las leyes y el orden. ¿Entonces qué son nuestros símbolos patrios sino una mentira más, un fiasco? Deberíamos redefinir nuestros símbolos, una bandera amarillo, azul y rojo: una pequeña franja amarilla, por el poco oro que nos queda, pero que es explotado por extranjeros; una pequeña franja azul, por los ríos y mares que contaminamos con azufre, petróleo y el plástico, y una gran franja roja, por la sangre de nuestros próceres y aún más por los 226 líderes sociales asesinados este año.
¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que nos pisoteen? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que nos ultrajen? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que nosotros, ciudadanos del pueblo colombiano, que somos quienes los elegimos, seamos perjudicados por sus viles intereses políticos y económicos que devoran nuestra nación? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que continúen asesinando líderes, que nos priven de la educación gratuita y de calidad, mientras golpean a nuestros hijos, hermanos y compatriotas estudiantes, mientras llaman terroristas y denigran la labor de mi noble profesor, mientras siguen desplazando a campesinos, discriminando a nuestros hermanos negros, nuestras comunidades indígenas y la comunidad LGTBI? Aquí les digo yo, ¿hasta cuándo?
