Celebro la designación de la Comisión Histórica de La Habana, no porque se vaya a escribir nuestra historia no contada, sino porque se abre la posibilidad de conocer la verdadera historia, que ha permanecido oculta, porque no beneficia a los intereses del grupo gobernante. Así se ha venido formando el cuento que nos han echado con el vistoso nombre de “Historia Patria”.
En Cuba no se escribirá una historia oficial, porque ni se trata de eso, ni la historia se escribe a catorce manos, lo importante es que todos sepamos que en nuestra historia hay infinidad de baches que tenemos que conocer. Ahora que estamos en plena negociación en La Habana, vale la pena recordar, cómo se acabó la Guerra de los Mil Días, la más cruenta de nuestra historia.
Hay una frase que parece de cajón, pero es de lo más cierta, que “quien no conoce su historia, está obligado a repetirla”. Debemos analizar que pasó, por ejemplo, con el Tratado de Wisconsin, el que terminó oficialmente la Guerra de los Mil Días, en la que no hubo vencedores ni vencidos. El Ejército Liberal, que desde Peralonso no había podido lograr otra victoria contundente, a pesar del decidido apoyo, tanto del presidente Cipriano Castro de Venezuela como del gran Eloy Alfaro, presidente del Ecuador, por lo que decidieron sentarse y firmar la PAZ.
Primero el general Uribe Uribe, firmó la PAZ de Neerlandia, nombre de la finca donde se reunieron, en octubre de 1902. Pero el general Benjamín Herrera seguía victorioso en Panamá, por lo que Marroquín pidió ayuda a Roosevelt, quien, ni corto ni perezoso, mandó la marina norteamericana a las costas panameñas, amenazando invadir, y de paso defender sus intereses en el canal interoceánico para entonces atascado. Ni pensar en menospreciar semejante bandeja que le servían. Ante amenaza de invasión externa tan contundente, al general Herrera no le quedó otra que embarcarse y firmar el Tratado de Wisconsin, el 21 de noviembre de 1902.
Para los que le echan tantos rayos y centellas al proceso de La Habana, veamos lo que se decidió aquel día. Lo primero fue restablecer el orden público, salvo donde quedaran rebeldes que no se acogieron al tratado. A pesar de que no todos entraron al redil, se concedió la libertad a todos los prisioneros de guerra y políticos, que se acogieron al tratado.
Se concedió amnistía amplia, con plenas garantías para todos los rebeldes alzados en armas, se anularon todos los procesos en curso, y se le concedió competencia y total autonomía al poder judicial para exonerar de responsabilidades a los rebeldes, que hubieren cometido delitos comunes. Este es uno de los mayores motivos de controversia en el actual proceso de PAZ, pero aunque el Derecho Internacional Humanitario existe desde 1864, era exótico entre nosotros.
Se acordó convocar a elecciones de Congreso, “con pureza y legalidad”. Cabe anotar que el motivo de todas las guerras civiles del Siglo XIX, fueron los constantes fraudes electorales, no había elección limpia. Se decía además, que el nuevo Congreso, debía estudiarentre otros, las negociaciones del Canal de Panamá.
Los rebeldes tenían que devolver las armas que habían incautado al gobierno, en especial el vapor Almirante Padilla, pero los jefes y oficiales rebeldes, podían quedarse con sus armas.
El Tratado de Wisconsin es un ejemplo de cómo obtener la PAZ, ambos lados tienen que dejar de rasgarse las vestiduras y ceder, porque de cierta forma, la dirigencia, también ha sido responsable de la violencia que nos afecta, desde hace mas de medio siglo.
El bando que se sienta libre de pecado, que me tire la primera piedra.
