La búsqueda de justicia tras el coronavirus

La búsqueda de justicia tras el coronavirus

Remediar las consecuencias del trascendentalismo institucional, autoritarismo gubernamental y abuso policial no se logra imponiendo más restricciones

Por: Nicolás David Ulloa Sánchez
junio 08, 2020
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La búsqueda de justicia tras el coronavirus
Foto: Leonel Cordero

John Rawls, uno de los más importantes filósofos políticos del siglo XX, intentó sustentar su teoría de la justicia basado en un enfoque cuya teleología era proponer una sociedad perfectamente justa a partir de una combinación de instituciones y unas conductas ideales y correlativas en los ciudadanos. Rawls, a pesar de aportar ideas que esbozan nociones de justicia, se concentró en las instituciones trascendentales como eje de sus principios de justicia bajo un paradigma contractualista, no en las experiencias y realizaciones de los individuos en la sociedad. Las limitaciones del trascendentalismo contractualista representan una fuerte barrera a la sustentación de una idea de justicia acorde a nuestro tiempo porque aleja una razón práctica en el estudio de la justicia.

La idea de la justicia, como dice Amartya Sen, no aboga a que todos seamos iguales, sino que hay visibles injusticias que son remediables en nuestro entorno y que quisiéramos suprimir. Para la elaboración de una visión de justicia se requiere, además de confianza, simpatía y razón; para que así, podamos desarrollar una deliberación argumentada y sustentada de lo que queremos ver como la materialización de la justicia. Debemos acudir a un sistema que nos permita reunir en un análisis las preferencias, opiniones e intereses de los ciudadanos, en aras de llegar a una decisión colectiva que defina el bienestar de la sociedad. A lo anterior, se le conoce como la teoría de la elección social, desarrollada por Condorcet en el siglo XVIII y establecida por Kenneth Arrow en el siglo XX, un enfoque que estudia el cómo efectuar comparaciones evaluativas sobre las realizaciones de los individuos en la sociedad.

Además, una construcción de la idea de la justicia, en la práctica, no necesita un velo de ignorancia, como propone Rawls, pero sí requiere una apertura que facilite el intercambio de opiniones. Por lo tanto, es menester la opinión de un observador imparcial, basado este en los postulados de Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales, que contribuya al desarrollo del análisis y estudio de una comunidad, teniendo presente sus tradiciones, comportamientos y cultura.

La búsqueda de una justicia no elimina ni contrae la libertad del individuo, al contrario, la maximiza en cuanto le permite remediar las injusticias que los privaban de desarrollar su máximo potencial humano. La idea de la justicia está al servicio del desarrollo, desarrollo que potencializa al ser humano y ha de asumir que la pobreza y la falta de oportunidades económicas son vistas como obstáculos en el ejercicio de libertades fundamentales. La justicia debe apuntar a un desarrollo que expanda la libertad de los seres humanos, basándose en la deliberación razonada y no a una imposición de las autoridades de lo que ellas creen que es correcto para los ciudadanos.

En tiempos de COVID-19, mayor importancia ha de recobrar el camino de la búsqueda de la justicia. Remediar las severas consecuencias del trascendentalismo institucional, autoritarismo gubernamental y abuso policial no se logra imponiéndole más restricciones a sus ciudadanos ni que las autoridades asuman toda la responsabilidad por sus errores (algo que de por sí difícilmente pasará). Al contrario, se consigue permitiendo que los ciudadanos puedan tener autonomía de ejercer sus actividades en propiedad. Si bien es cierto que la pandemia tiene efectos muy fuertes en la sociedad, debemos como ciudadanos asumir el difícil, pero no imposible, compromiso y responsabilidad de cuidarnos a nosotros mismos y ayudar a los demás, pero no se puede buscar justicia prohibiéndole a las personas salir a trabajar y llevar el sustento de sus familias; en especial en Colombia, donde más del 50 % de las personas que laboran lo hacen en la informalidad y viven del día a día. De no buscar la justicia permitiendo la libertad de los ciudadanos, las injusticias remediables que quisiéramos abolir aumentarán, como puede ser la pobreza y la desigualdad. El aislamiento era bueno para adecuar la oferta hospitalaria, no para acabar la pandemia.

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