Tiene 25 años y sin embargo ya está terminado. Si, Jarlan Barrera dificilmente volverá a ser la promesa que fue. LLegó en el 2019 después de su desastroso paso por Rosario de Argentina donde jugó apenas seis partidos. En Buenos Aires los programas deportivos se preguntaban todo el tiempo por él. No iba a los entrenamientos, se declaró en rebeldía. Tenía 23 años en ese momento y venía de ser la figura de ese Junior de Comesaña que alcanzó a llegar a la final de la Copa Sudamericana. Pero se diluyó por completo. Regresó a Colombia como si en vez de un año hubiera pasado una década. Nunca fue el mismo.
Hoy el técnico de Nacional, el portugues Guimaraes está convencido que sacará adelante al jugador. Sin embargo lo que dijo en una rueda de prensa deja mucho que desear. Tiene problemas de alimentación y por eso le dejaron un dietista aparte para que lo trabajara. Si un jugador no sabe comer ¿cómo sabe entrenar? Si, escoba nueva barre mejor y al menos estas semanas, mientras se acostumbra al nuevo entrenador, le hará caso en todo lo que diga, será un modelo de conducta pero después pasará y volverá a ser el mismo vago de siempre.
Jarlan es una estrella de la que dicen nunca pudo soportar que Queiroz, en marzo del 2019, cuando estaba en su mejor nivel, no lo llamara a la Gira que la Selección hizo por Asia contra Japón y Corea del Sur y que ahí empezó a desinflarse. Mentalmente está frito y deberían llevarlo con un chamán tipo Jodorwsky para que lo rescaten, sino va a ser imposible. Lástima la cantidad de talento que se pierde en el fútbol por problemas de mentalidad, no es el único, lo mismo dicen en México de ese otros súper crack que es Roger Martínez. Es la idiosincracia del jugador nuestro.
