Nadie puede generar tanto respeto dentro del periodismo futbolero colombiano que el Doctor. Al lado de Martín de Francisco, ha tenido una segunda vida
Hernán Peláez es coherente. Es uno de esos tipos para los que la lealtad significa algo. Por eso en el 2015, cuando las presiones de Caracol terminaron con la salida de Gustavo Álvarez Gardeazabal, Hernán Peláez no lo pensó y renunció. El grupo Prisa le aceptó la renuncia y cometió un error gigante. Es el único de los periodistas deportivos de este país que, como Juan Pablo Varsky en Latinoamérica, ha sobrepasado el ámbito futbolero y se ha convertido en un referente social y político.
Y Caracol Radio calculó mal y tuvo que asumir las consecuencias. Después de Pelaez la Luciernaga, la joya de la corona de la emisora, nunca volvió a ser ese hit creativo de información y humor con ese dueto de oro conformado por Pelaez y Gardeazabal., La Luciernaga sigue viviendo más de su pasado, de su historia, que de su presente.
Hernán Peláez al lado de su amigo y socio de la Luciernaga, Gustavo Álvarez Gardeazabal
Decía Martín de Francisco que Peláez es el rey del timming. En eso es un viejo número 10, nadie como él sabe repartir pelota, ver el espacio para poner el pase en el momento preciso. Poner al delantero al frente del portero. Peláez hace la fácil y le sigue funcionando.
Memoria enciclopédica puede recitar cuales eran los cinco delanteros que acompañaron a Heleno de Freitas en una tarde ardiente en Barranquilla en los pocos partidos que el brasilero jugaría con el Junior. Pelaez parece saberlo todo sobre los misterios de la música, el fútbol, la vida. Es la viva descripción de un viejo zorro.
Zorro también fue Julio Sánchez Cristo quien decidió juntar a este par que se conocieron en este avión rumbo a Argentina, donde Colombia jugó un amistoso en 1995:
No necesitó irse a Catar para romperla, para ser el más respetado, el único que ha logrado vencer adversidades tan grandes como el cáncer y la edad. Por eso, lejos del ridículo de sus contemporáneos, Hernán Pelaez sigue siendo una rara avis dentro del periodismo colombiano, los años no lo han tocado.
