Soy uno de los tantos estudiantes de la facultad de salud de la universidad industrial de Santander. Desde que me encontraba cursando los últimos grados de la secundaria tenía claro que quería ser un orgulloso estudiante de la UIS. Después de conseguir mi meta, me fui enfrentando a una realidad muy diferente a la esperada pensando que las cosas podían mejorar. Veía como los grandes profesores abandonaban el plantel, como los mejores egresados solo piensan en migrar a Medellin o Bogota. Ahora que me encuentro realizando practicas en el Hospital Universitario me pregunto por qué la Universidad abandona su deber como institución formadora. ¿Quién debería defender los intereses de sus estudiantes, la calidad de sus programas, la calidad de la atención de enfermos y no tan solo cuidar un convenio de docencia servicio desfigurado?
Resulta que una vez se ingresan a las practicas finales o a los postgrados medico quirúrgicos nos convertimos es un híbrido entre personas no respetadas que no merecen ni descanso. Sobrepasamos el máximo de horas permitidas para la realización de actividades "académicas"; estamos a merced de los deseos y malos tratos de los empleados del hospital a quienes se les paga un sueldo para realizar actividades asistenciales que delegan a los residentes o internos sin ningún tipo de remuneración, quienes muchas veces son los también "docentes" de la universidad; sin hablar de los eternos turnos nocturnos donde la mayoría de especialistas abandonan los servicios a los cuales están asignados e irresponsablemente dejan a cargo de residentes e internos la atención de pacientes sin el acompañamiento necesario o reglamentario; sin contar que en la gran mayoría de las oportunidades se les obliga a realizar aun mas actividades en horas de la mañana después de 24 o mas horas sin descanso.
Hasta cuando los directivos del área de salud se van a sentar a reflexionar, dialogar con sus estudiantes para buscar como avanzar en vez de imponer métodos arcaicos de formación que no son aplicables al mundo actual. Cuando van abrir campo a una verdadera formación integral con espacios para estudiar, leer, crecer, discutir, aprender y no solo para realizar tareas que no nos corresponden ya que no somos empleados. Como es posible que quieran egresados capaces preparados e investigadores si no recibimos ni siquiera respeto; si la empatía es nula; si el tiempo para el desarrollo de seminarios y talleres lo gastamos trabajando y no aprendiendo.
Invito a directivos de la Universidad Industrial de Santander a investigar estos hechos, a dialogar con sus internos y residente sobre lo que esta pasando y no solo escuchar a directivos. Invito de manera especial al Dr Ayala quien fue docente de esta facultad y quien hoy ocupa un cargo administrativo a escuchar a esas personas que el mismo ayudó a formar.
