Como colombiano, ciudadano y motociclista, estoy muy molesto con la prepotencia y arrogancia con la cual la mayoría de los agentes de policía que tienen la función de tránsito y transporte se manejan. A muchos de ellos les olvida el principal objetivo de su institución policial: “salvaguardar y proteger la vida y honra de sus compatriotas”.
Y es de suponer que usted es el más firme promotor de esta desidia, porque en los años que llevo conduciendo y/o colaborando a otros actores viales, esta inepta práctica ha ido en aumento, desafortunadamente.
Ya es difícil encontrar un agente de su división instalando un retén, ilegal o no, donde se requise y se corrobore antecedentes, solo están encaminados a mirar si el vehículo tiene alguna falla o si olvidó algún documento que le permita inmovilizarlo, excusándose que para eso están los compañeros de seguridad. ¡Qué tristeza de respuestas!
Peor aún y me pasó hace unos meses, evidencié una situación sospechosa: dos sujetos en una motocicleta con la placa tapada, cerca de un centro comercial. Alcancé a uno de sus uniformados que estaba de turno para decirle y me dio una sorpresiva respuesta: “Hágale, más adelante está el CAI”.
Como viles delincuentes se esconden en las esquinas más concurridas para detener al pendejo que ese día no prendió la luz de su moto o el que olvidó ajustarse el cinturón; situación fácilmente subsanable con un llamado de atención y/o recomendación. Sin embargo, estas comunes faltas al CNT se vuelven caldo de cultivo para permear la escala de valores de sus uniformados o para que estos puedan cumplir las cuotas que usted sabe se exigen, pero que ninguno de ellos se atreve a denunciar públicamente.
O explíqueme cómo una agente de tránsito, subida en una grúa con los 2 operarios de esta, puede disuadir el actuar criminal de unos ladrones o empezar una persecución si el hecho violento ocurre enfrente de ella.
O explíqueme por qué un escolta militar decidió intervenir en un trancón, a pesar de que uno de sus uniformados estaba en la misma esquina chateando, esto pasó hace menos de una semana.
No escribo por ningún gremio o asociación de moteros, escribo esto por mi familia, amigos y por mí, que hacemos las cosas lo mejor posible en la vía, respetando las normas o quizás omitiendo algunas, pero sin que el afán o la imprudencia lo precedan.
Pese a ser una persona responsable y mantener todo mi vehículo en regla, me da miedo cruzar por enfrente de alguno de sus uniformados, ya que no sé si ese día él tenga una orden puntual de “joder”.
No espero una respuesta de su parte. En fin, quería desahogarme porque aunque no lo crea, como buen ciudadano que soy, antes de subir un video o fotografía evidenciado las faltas o errores de sus uniformados, pido respuestas oficiales por medio de su página oficial.
Pero como es de esperar y predecible, sus respuestas son tan subjetivas y faltas de investigación interna que ya ni las leo...
Una sola vez lo he visto pomposo hablando de seguridad vial en el Congreso, exaltando que usted también se ha equivocado en la vía, pero afortunadamente sus uniformados tienen la sensatez, cultura y respeto por el ciudadano que saben dar recomendaciones antes de incurrir en la sanción. Qué gran falacia.
Pareciera que en su grado de general, dirigiendo desde su poltrona o trono de cuero, ya no alcanza a ver la triste realidad que se vive con sus subalternos en la vía pública. Toca salir más seguido a la calle, general. Le toca volver a ser más policía que solo un agente de tránsito y transporte.
