- ¿Quieres atraer lo que temes? Ten miedo.
¿Quieres alejar lo bueno, el éxito, la salud y la prosperidad de tu vida? Ten envidia.
¿Quieres recibir una paliza, de ti para ti? Ten rabia.
¿Quieres conocer el infierno? Ten odio.
¿Quieres atraer amor? Ama.
¿Quieres atraer felicidad? Piensa en la felicidad de los otros.
¿Quieres atraer éxito y prestigio? Alégrate con el éxito de los demás.
¿Quieres recibir una caricia de ti para ti, un orgasmo de alegría? Aprende a reírte de todo y de todos, en primer lugar de ti mismo.
¿Quieres vivir el cielo en la tierra? Ama, incluso a los que no te aman, a los que te odian, es a ellos a quienes debemos estar más agradecidos pues nos permiten crecer, superarnos, luchar, soñar, evolucionar.
¿Quieres brillar? Primero sé una luz para ti mismo.
¿Pase lo que pase y suceda lo que suceda, sé sereno, sé tranquilo y feliz.
- En el ser humano habitan luces y sombras; pero más sombras que luces
- A este mundo venimos a ser seres humanos, completamente humanos. El que tenga ínfulas de ángel o de santo no está sano mentalmente. Hay que ser animal para sentir, humano para tolerar a los demás y divino para perdonar y amar. En últimas ser muy humano.
- Acojamos la oscuridad, pues la luz para brillar necesita de la oscuridad. Démosle resplandor a nuestro lado oscuro. Nadie es totalmente luz ni nadie es absoluta oscuridad. Pero permitamos que la luz vaya creciendo, vaya ganando terreno en nuestro interior.
- Nadie es importante, importa la humanidad. Ningún caminante es imprescindible, importa el camino y aquel que ilumina el camino.
- Si nos seducen los elogios y las alabanzas, o si nos perturban los insultos y burlas de los demás en ambos casos nos hemos convertido en esclavos.
- Cuando alguien dice que te ama, pero no te concede libertad, realmente lo que experimenta esa persona no es amor sino miedo, y el amor y el miedo no pueden coexistir y sin las alas de la libertad el amor no levanta vuelo.
- No debemos preocuparnos mucho por ser buenos, lo más difícil e importante es que seamos justos.
- Un asesino ya no pertenece a la especie humana, ha descendido a un estado inferior a las bestias. No encontrará paz ni sosiego en ningún lugar de la tierra.
- Prefiero vivir un solo día sin miedo a vivir mil años en el infierno del temor.
- Nadie que experimente miedo puede afirmar que está vivo. El miedo es el infierno, el miedo es la muerte.
- Jesús era varón; pero tenía un corazón de madre y un alma femenina. De ahí su dulzura. En lo femenino está el poder y la fuerza de la vida. El patriarcado y el machismo son los instrumentos de la sociedad para anular el poder de la mujer. Ellas tienen el poder y la magia y el hombre siempre lo ha sabido. De ahí la quema de brujas en la edad media y hoy la cosificación de la mujer. Es la mujer quien debe liberar a la mujer. Jesús ya mostró el camino a través de María Magdalena.
- No hay peor espectáculo que observar a un hombre ignorante y presumido con ínfulas de inteligente.
- Cuando un niño nace la gente se alegra. Cuando alguien muere la gente llora. ¿No debería ser al contrario?
- No tiene sentido culpar a nadie de nuestros males: ni a Dios ni a la vida ni a los demás. Sólo cuando asumimos que nosotros mismos creamos nuestro mundo ese día empezamos a reconstruir nuestro mundo y el mundo.
- La envidia seca el alma y el cuerpo. El miedo anula la libertad y bloquea el cuerpo y el espíritu. La rabia es un autocastigo que golpea las entrañas y envenena la sangre. Y el odio es un cáncer, un asesino que desencadena crímenes, pero que también mata poco a poco al criminal desde dentro hacia afuera y viceversa.
- No le tengas miedo a los hombres, tenle miedo a la energía oscura del miedo si le das espacio en tu propio universo.
- En la era cuántica vamos descubriendo que todo es posible, y que no hay imposibles. Podemos estar aquí y allá, en un lugar y en todos los lugares. Fenómenos como la bilocación y la ubicuidad dejarán de ser un misterio en algunos decenios. La máxima velocidad del universo es la del pensamiento.
- Tenle miedo a la mente si no la controlas; pero disfruta de los servicios de la mente cuando la observas y está de tu lado, no contra ti.
- Quiero un mundo sin religiones, pero con mucha espiritualidad. Un mundo sin hipocresía y doble moral. Un mundo que experimente más éxtasis, más y mejores orgasmos, un mundo sin mojigatas ni puritanos. Ese día no habrá más violencia sexual ni ninguna clase de violencia. Donde hay religiones hay guerras. Donde hay Espiritualidad hay liberación interior y por ende paz.
- Defiendo la lealtad, pues la fidelidad es un asunto secundario y si la hubiese sería un extracto de la lealtad, pues una persona leal casi siempre es fiel; pero una pareja desleal de entrada es infiel.
- No esperes más infierno que el que tú construyes con tu manera errada de vivir y pensar. El infierno como más allá no existe, el infierno está acá, de tal forma que si lo creas aquí ese infierno será eterno en cualquier estado de conciencia en que te encuentres aquí y allá.
- En este plano en que vivimos todo es pasajero, doloroso y absurdo. El infierno es el ego y el ego es a la vez el demonio. Destruir el ego y superar este plano es un proceso que puede durar años, siglos o milenios. El proceso es individual. Cada quien debe observar en qué lugar se encuentra para saber qué áreas de su estado mental y espiritual trabajar. Sin la meditación nadie sale de la ignorancia y menos del propio infierno autocreado.
- El qué dirán, lo que piensen los demás de mí o lo que opinen me importa menos que el vacío o la nada. Sin independencia, sin autenticidad ni carácter no surge un verdadero ser humano.
- Toda ilusión es inventada por un iluso. Siempre termina en una desilusión. Sé realista. Observa las cosas como son. Acéptalas como son.
- La necesidad de controlar o de tener el control es una enfermedad mental. Sólo el Universo, La Vida; es decir Dios tiene el control. No sufras. Sé cómo el bambú que es flexible ante un leve soplo de viento como ante un ciclón. Haz de tu parte el ciento por ciento, pero soltando el control porque el 99.9 % de la realidad está fuera de nuestro control. Así que relájate.
- El día que pierda mi sensibilidad, el día que no me importen las injusticias y el sufrimiento de mis hermanos ese día habré muerto. Sólo está vivo quien lucha, quien sueña, quien tiene ideales y proyectos en favor de la humanidad.
- Ser ateo o creyente da igual. Lo realmente importante es ser un ser humano de verdad, con entrañas de misericordia y de solidaridad.
- Una persona sin miedos ha alcanzado el máximo poder en este mundo. Por eso los grandes maestros del Amor como Jesús, Buda, Francisco de Asís, Mahatma Gandhi, etcétera, fueron tan perseguidos por el sistema imperante en el tiempo en que encarnaron.
- Aléjate de los mentirosos e hipócritas, todos ellos terminan corrompiéndose y procuran corromper a los demás. Tarde o temprano resultan involucrados con la delincuencia y el crimen.
- Donde haya un puritano, un hombre dogmático y vertical ahí hay un inquisidor, un Torquemada en potencia, un genocida en embrión, y quizás un abusador sexual, un sicópata.
- Caer para levantarse; llorar para desahogarse; habitar noches oscuras para soñar con dulces amaneceres; sufrir derrotas para aprender a luchar y llegar a ser un valiente guerrero; y morir para vivir.
- Nacer realmente es morir. Morir es verdaderamente nacer. En esta sola vida he muerto y resucitado muchas veces. En esta vida he vivido muchas vidas.
- Dudar siempre de lo evidente, usar la razón, observar la mente y los pensamientos. Vigilar, vigilar nuestras emociones y reacciones. Y soñar, soñar, soñar ilimitadamente hasta el infinito.
- Oración desde el exilio:
Exiliado y pobre. En el fulgor reciente de una vida casi primitiva: se impone el instinto de perseguir el pan.
No sé de preocupaciones ni expectativas ni de ansiedades: ¡libre! Vivo el momento, el aquí y el ahora, en el oleaje de una paz profunda.
No percibo un átomo de miedo. Nada ni nadie es una amenaza: me embriago en la conciencia intemporal de ser feliz.
Me posee el éxtasis del desapego y el gozo de la entrega. En mi rostro vibra el viento, y en mi corazón baila el sol. Sereno y radiante y la barca de mis sueños flota en un océano de amor.
Pobre y rico, lejano y cercano, incompleto y perfecto, y el universo entero en el milagro de este instante. Sin nada y con todo a disposición.
Disfruto como un niño, como un animal silvestre la sencillez de mi alimento. Yo mismo lo preparo: ¡es el más merecido y delicioso del mundo!
Y cuando viene la noche con su carga de somnolencia, la levedad de mi cabeza entra en contacto con la almohada, entonces me acoge la voluptuosa caricia de un exquisito sueño.
Nadie me debe y no le debo a nadie nada. Es demasiada felicidad para soportarla, pero la acojo y la soporto: soy digno de cohabitar con tan dulce compañera.
¡Gracias, Dios mío! Llevo por estandarte el-ideal-de-ser-yo-en-ustedes, y aprender de ustedes. El prójimo es mi maestro, y él en su bondad natural me concede la gracia del aprendizaje.
Pena y llanto, dolor y sufrimiento… vienen siempre con la dádiva de la oportunidad… y la misma muerte desde mi alegría es bendita, y trae el don del viaje.
En fin, mi ideal es todo lo humano, y por ustedes, seres tan amigos y tan humanos brotan palabras. Las envío a toda criatura. En ellas va mi paz y mi serenidad y mi alegría.
Soy el hombre más afortunado del mundo. Les debo la certeza de mi felicidad. Voy con ustedes, pertenezco a ustedes.
Llorar de tristeza es un bello desahogo, y llorar de rabia, a veces, una urgente necesidad; pero llorar de felicidad, y sentir la vida palpitando en átomos de sol es un milagro: lo comunico en este maravilloso día.
Bien vale vivir y después morir… Esta felicidad no tiene precio ni límites ni tiempo ni espacio. Está aquí y en todas partes. Es perfecta e inefable. Nada ni nadie me la puede arrebatar. Es mía y vuestra
Siento un éxtasis de paz flotando por mis venas… un orgasmo de felicidad.
- Aprendí a reírme de todos, de todo y de mí:
Aprendí a reírme en las narices del mundo, de los hipócritas, de los políticos y poderosos, de los emperifollados y prepotentes, de las mojigatas y puritanos, de los dogmas y las religiones, y de los falsos dioses de nuestra mediocre sociedad de consumo. Aprendí a reírme de los envidiosos, y de los "amigos" que por arte de magia dejan de ser "amigos" cuando caes en desgracia. Aprendí a reírme de mi destino, del miedo y de la muerte, de dios y del diablo y hasta de la misma belleza aprendí a reírme. Sobre todo aprendí a reírme de mí mismo y de mis desventuras y fracasos. Hasta los mismos arcángeles envidian al hombre que tiene sentido del humor. No hay que dejar de reír, pues la risa es un arma poderosa que derrota a los cínicos y soberbios, y, además, desarma casi siempre a los que anteponen la barrera de su propio miedo. No le demos tanta importancia a las cosas, y menos a nosotros mismos que somos sombras de sombras y nada de la nada. La vida nos convocó a esta tragicomedia y nada mejor que convertirnos en ese personaje que ríe todo el tiempo.
