Hay peajes de peajes. Algunas casetas de peajes están puestas en medio de carreteras desiertas y otros en transitadas. Lo que tienen en común son sus precios exorbitantes. Algunos valen más de 10 mil pesos y otros pueden acercarse a los 30 mil pesos y esto por la simple travesía de un par de kilómetros entre un punto y otro. Pero en medio de esa situación está el peaje que nadie se imaginaba, uno que atraviesa pasillos de casas de un lado a otro. Un peaje tan distinto que, por su inusual naturaleza, se hizo viral en las redes sociales y que solo vale 100 pesos.
Lea también: Ellos son los dueños de los 8 peajes que subieron mucho el precio desde el 1 de enero
Queda en el norte de Cali. En el sector del Paso del Comercio. Allí hay dos casas se han convertido en el puente entre dos mundos. No es una metáfora. Tampoco es una reflexión filosófica. Es un verdadero cruce que se hace caminando. Son dos casas que sirven como atajo. Sus largos pasillos permiten que cientos de vecinos y caminantes ahorren hasta 20 minutos al día. El tiempo que normalmente gastarían rodeando todo una manzana.
El peaje es un pasillo privado. Es un peaje informal que se convirtió en un buen negocio para los dueños de aquellas casas que tienen salida al otro lado.
La creadora de contenido Eli Hernández fue quien mostró el inusual peaje en un video que se hizo viral en Instagram. “Pagar 100 o 200 pesos no está mal si con eso me ahorro una caminata de 20 minutos”, dicen los vecinos del lugar mientras muestra con satisfacción su pequeño gesto de pago para caminar por el pasillo.
En este peaje no hay operarios de gigantes concesionarias ni infraestructuras ni mucho menos talanqueras. Allí solo existe la voluntad de unos propietarios dispuestos a abrir las puertas de sus casas para quienes desean acortar su caminata.
Lo que si hay es horarios de funcionamiento. La primera casa abre de 5:00 a.m. a 9:00 p.m. y cobra 100 pesos. El tránsito por la segunda casa cuesta el doble, 200 pesos, pero su horario es más flexible. Es una caminata de 30 segundos que cambia una de 15 minutos.
Ese ahorro de tiempo es más valioso que un par de monedas y todo comenzó como un simple gesto de amabilidad, permitir el paso por el pasillo de su casa, pero ahora se ha convertido en un ingreso modesto pero constante.
