¿De qué nos serviría un mundo perfecto? ¿Cómo aprenderíamos a compartir en un lugar donde a nadie le falta? ¿Cómo practicaríamos el amor incondicional en un mundo donde todo encaja con nuestros gustos y opiniones? Amar lo que me gusta o lo que encaja en mis creencias es fácil, ¿pero qué pasa con aquello que no me gusta o no encaja en mi ideología o forma de vida, lo debo odiar, exterminar, aniquilar? Si no creer en Dios ayuda a que enfrentemos nuestros defectos, seguro que Dios preferiría que nos olvidásemos de Él.
¿De qué nos sirve creer si a lo largo de la historia hemos cometido un sinnúmero de atrocidades en su nombre? Hemos castigado personas que Dios nunca mandó castigar. Hemos terminado con vidas que Él nunca ordenó eliminar. Si no creer hubiese salvado y protegido a todos estos individuos, seguro que Dios preferiría no existir para nosotros.
¿De qué nos sirve creer si le echamos la culpa
de nuestros problemas?
¿De qué nos sirve además creer si le echamos la culpa de nuestros problemas? Si hay polución no es por un mal manejo de los recursos naturales sino porque Dios hizo un mundo imperfecto. ¡Parecemos locos! Y así con todos los problemas… Si no creer ayuda a que nos hagamos responsables y asumamos las consecuencias de nuestros actos, entonces mejor borrémoslo de nuestra memoria.
¿De qué nos sirve creer en Dios si nos preocupamos más por Él que por las personas a nuestro alrededor? ¿Será que nos preocupamos más por Él que por los demás porque Dios puede responder a nuestras plegarias mientras que los demás no pueden devolvernos “el favor”? Si no creer ayuda a que estemos más pendientes del bienestar de los demás, pues mejor seamos ateos.
Si alguien se llama Alejandro, algunos le dicen Alejo, otros Alejín, otros Ale y cualquier cantidad de apodos. De igual manera, algunos le llaman Jesús, otros Buda, otros Mahoma, otros Alá y otros Krishna, pero Dios es el mismo. Sin embargo, nos peleamos por un nombre y porque es así o porque es asá (a pesar de que nadie lo ha visto). ¿Acaso nuestros amigos, hijos, padres y parejas deberían pelearse porque nos llaman por nombres diferentes? Somos expertos en dividir y separar lo que siempre ha estado unido. Fuimos nosotros quienes nos inventamos los países y nos peleamos a muerte por ellos, pero Dios nos entregó un mundo sin países. ¿Las nacionalidades son verdad o son una ilusión? Inventamos los estratos y las clases sociales… Inventamos el comunismo, el socialismo, el liberalismo… Y así con todos los títulos, cargos, etiquetas y grupos. ¿Para qué nos han servido todos estos conceptos salvo para pelear, robar y violentar? Si no creer ayuda a que nos demos cuenta que vivimos en una ilusión y que los enemigos solo existen en nuestras mentes y no en la realidad, Dios nos suplicaría que lo consideremos un cero a la izquierda.
@acardenas999
