El Alcalde de Bogotá tendrá que hacer mucho más que las cinco canchas sintéticas que inauguró en el Sur de la ciudad si quiere que su imagen de favoralidad aumente, puesto que alcanzó el record histórico negativo en la capital: 76% de los bogotanos desaprueban su gestión, de acuerdo con Gallup.
A pesar de que los medios tradicionales como Caracol y Rcn, El Espectador, El Tiempo y Revista Semana lo excusen como un alcalde incomprendido y que apenas está poniendo la casa en orden, los bogotanos todavía no creen que las cosas vayan por buen camino.
Fuera de la disputa ideológica que existe con los detractores de Peñalosa, el alcalde está perdiendo puntos también con quienes lo subieron creyendo que iba a mejorar la ciudad para todos.
Uno de los temas que menos se está analizando respecto a su baja popularidad tiene que ver con la manera como trató la sobretasa a la gasolina: Peñalosa insistió en que si no se aplica este impuesto, la ciudad se quedaría rezagada en infraestructura. Así es como los bogotanos rechazaron que el alcalde que prometió menos impuestos para dinamizar la creación de negocios en la ciudad, suplique por otro impuesto más a la gasolina para financiar más estudios de metro, ya que los estudios que había no le sirvieron. En este sentido, los ciudadanos castigaron el derroche, cuando en campaña les prometieron menos gastos públicos y menos impuestos.
Asimismo el tema de las nóminas del Distrito. Peñalosa subió con la promesa de que reduciría la nómina, pero en la práctica creó otra empresa pública más: Metro de Bogotá, con nómina y “supergerente” que gana más de 30 millones al mes. ¿Y el Metro? En veremos, por supuesto.
En cuanto a los toros, Peñalosa candidato posó como amante y protector de los animales, y muchos creyeron que los defendería por encima de los intereses económicos de la Corporación Taurina. Pero el resultado evidente es que el alcalde atacó con el ESMAD a los animalistas que protestaron por las corridas, y luego les bloqueó el centro de la ciudad para que no expresaran más su desacuerdo. En otras palabras, Peñalosa les hizo conejo a los que pensaron que él también se oponía a la tortura animal.
Estos pueden ser algunos síntomas que explican por qué la baja popularidad de un alcalde protegido por los medios de comunicación hegemónicos, por las élites políticas y por los industriales acaudalados. La promesa de una ciudad mejor para todos se disipa, mientras el proceso de revocatoria continua exitoso con la recolección de firmas. Lo más probable es que muchos bogotanos se sacarán con Peñalosa la espinita de botar a un alcalde por la vía del revocatorio.
