Lo voté porque le creí a los medios eso de que por culpa de Petro en Bogotá atracaban. Cuando el gomelo se posesionó y empezó a mandar de nuevo leí, por curiosidad, las cifras: nunca antes la capital del país fue más segura que en los 12 años en la que mandaba la izquierda. Ahora que Peñalosa se puso a alborotar el avispero del Bronx, cuando la ciudad se infestó de habitantes de la calle, cuando las crecidas de un río inexistente hacen desaparecer sesenta indigentes de un solo tacazo, ahora cuando ya no queda esperanza, entonces hasta al propio Carlos Vives le robaron su bicicleta.
No ocurrió en el Sur, el lugar que Petro pacificó no llenándolo de policía como hace nuestro actual alcalde. No, los hechos pasaron en la calle 125 con 21, en el esplendoroso norte, poblado de peñalosistas que querían recuperar su ciudad y ahora tienen que convivir con “esa plaga infecta” de los indigentes como ellos mismos los llaman a los habitantes de calle.
Ahora que robaron a un ídolo como carlitos, ahora sí el alcalde entenderá que la cosa no es agarrando a bolillo a los marihuaneros del Chorro de Quevedo o golpeando a los indigentes como se resuelve el tema de inseguridad. Yo creo que no entiende nada porque en París, ciudad de la que dizque copia todos los modelos, la policía es cada vez más agresiva y atarbana. Peñalosa no entiende ya nada.
Si sigue así seguro que Petro será presidente. Lo mejor que le pudo pasar a Petro fue que Peñalosa lo reemplazara: lo volvió inmediatamente presidenciable. Él lo sabe y por eso se manifestó hace dos tardes en Kennedy.
En la Bogotá de Peñalosa nadie está seguro, ni siquiera carlitos vives.
