Este domingo me encontraba en una casa de una típica familia paisa. Casi siempre por las noches cuando estoy haciéndoles visita terminamos hablando de política, de la situación actual del mundo, del país y de la ciudad. Sin embargo, esta vez dejamos de lado la problemática de Venezuela, la última persecución y captura de un ladrón en Medellín con seguimiento en vivo por las redes sociales, los trinos de cualquier expresidente-senador o el último escándalo de corrupción. Este fin de semana tocó estar atentos a la elección presidencial de Francia entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron, cada uno es antónimo del otro.
Hablábamos de lo positivo de la victoria de Macron para Europa y para el modelo político francés. Luego, cuando el niño de la casa nos dijo con cierto tono nervioso, después de hacer una introducción que me generó escalofríos, "¿les puedo preguntar algo?… Espero que no se molesten y me respondan con sinceridad… Ustedes casi que siempre hablan de política… ¿en qué nos afecta lo de Francia?"
Apenas dijo eso, todo respetuoso, di un suspiro de alivio. Me imaginé otra clase de preguntas que no vienen al caso. No obstante, me sorprendió la actitud de desconcierto del muchachito ante las opiniones. “¿Eso en qué nos afecta?”, supongo que muchos ciudadanos de Medellín y del mundo se preguntarán lo mismo. Las elecciones presidenciales de Francia o cualquier medida que tome la unión Europea, ¿en qué afectan a Colombia y a Sudamérica?
Realmente como latinos sudamericanos que estamos implementando el proceso de Paz en Colombia, legislando en torno a él, ¿qué nos importa que gane la ultraderecha o el centro en Francia con cuyo gobierno Colombia firmó varios acuerdos para reforzar la cooperación y el comercio entre ambos países, entre los cuales se destaca una hoja de ruta para el aporte de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) al posacuerdo con las FARC?
Ganó un candidato con un programa moderado y europeísta, la Unión Europea respira con alivio. ¿Y a nosotros en qué nos afecta?, ¿a quién le conviene que haya perdido una candidata de ultraderecha que refleja la xenofobia, que no acepta en el país a quien no sea de raíces francesas? Le Pen en su discurso muestra un odio radical, muy parecido al que se puede ver en las redes sociales sobre el encuentro del Centro democrático para elegir a sus precandidatos, al decir con voz enérgica rica en alaridos maniáticos: “NO a los terroristas de la far…” y “¡Hay que hacer trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo de Paz!”. En este momento en la política internacional, no nos conviene vender esa imagen de país pérfido. Pero eso es otro asunto que abordaremos luego.
Los candidatos presidenciales franceses en su discurso y en sus posturas de gobierno guardan algún parecido a las posturas y discursos de los precandidatos Colombianos a la presidencia 2018. Algunos reflejan un odio visceral, un fanatismo extremo digno de la edad media. No falta el oportunista que se lanza de candidato a esperar a qué partido político le va mejor para luego apoyar, para colarse en una coalición.
También emergen los que con hechos han demostrado que hay una nueva manera de gobernar, dar esperanza y buscar transformación social de impacto en los territorios mediante la educación e invirtiendo en transformación de entornos socioeconómicos y demográficos. Ejemplos de este tipo son Sergio Fajardo y sus dos sucesores en la alcaldía de Medellín. Doy este ejemplo porque soy habitante de Medellín y sé lo importante y trasformador que fueron estos alcaldes para la ciudad. Me gustaría que también aportaran al país.
Francia, la cuna de la democracia moderna, en el pasado dio ejemplo de modelo republicano a los independentistas americanos con sus valores de libertad, fraternidad y democracia que garantiza derechos a los ciudadanos. Francia dio una bofetada a todos los países que este año han elegido mandatario y deja una enseñanza a los que van a elegir: “El mundo no está para discursos de odio, de rechazo a lo diferente y de muros”. Optó por un modelo de discurso de paz, aceptación, moderación, transparencia y respeto a lo que sea diferente…
Espero que sepamos elegir un presidente en Colombia que cumpla con estos valores. Como Francia podemos buscar algo diferente a la politiquería tradicional; se necesita frescura en los candidatos, que tengan sus propios discursos. No unos loros que con frenesí delirante repitan el discurso de su patriarca. Sergio Fajardo es un reflejo del lenguaje moderado y elocuente, refleja esperanza para un proceso de paz que apenas comienza.
Y al niño le di un ejemplo, para que entendiera por qué es importante estar pendiente del mundo y de la política mundial (fue lo primero que me vino en mente). Le dije que se imaginara un auditorio grande con sillas y escenario, que había una mesa central adelante, en donde estaban unos cuantos sentados coordinando y dirigiendo el auditorio pero que todos hacían parte y eran uno. Los asistentes siempre están atentos a las decisiones que tomen los de esa mesa central y sus compañeros de cada lado, al fin al cabo esto afectaba a todos, que allí se definían asuntos de política, de economía, de medio ambiente, de defensa de orden armamentista, y de todo lo que ellos consideraran que había que defender, que no todos estaban de acuerdo con las medidas que tomaban los de la mesa central o los vecinos de al lado, incluso muchas veces había disputas. Cada asistente representa un país del mundo y los de la mesa central son los llamados potencias del mundo y Francia es una de ellas; las decisiones que surjan en ese auditorio son importante para todos, porque a todos los afecta de manera directa o indirecta.
Terminé diciéndole que por eso es tan importante que sepamos elegir quien nos va representar en lo local, regional y nacional, sin fanaticadas, ni odio, sin caer en populismos o en actitudes pusilánimes y sumisas a las redes sociales y a los medios de comunicación.
