En su Boletín del gomelo, el personaje Juanpis González entrevistó al muy reconocido, en el escenario político, JJ Rendón. Una presentación en condiciones nunca vistas en la comunicación colombiana, dejando entrever palabras y brindis, demasiadas espadas, como quien… dime de qué te ufanas…
En el katanakake, el estand junto a Juanpis, hay dos espadas en posición de guerra, pues su disposición las presenta para ser tomadas y desenfundadas rápidamente con la mano derecha (la katana es diestra). Esto tiene sentido, cuando Rendón se declara a sí mismo un guerrero que lucirá de negro mientras su país no sea libre y, también, presto a enfrentar esa amenaza en ciernes si Petro llegase a ganar las elecciones. La misma perorata de convertirse en otra Venezuela.
La entrevista enseña algo que resulta sorporendente: Rendón comenta todo esto al tiempo que Juanpis es quien está junto a las espadas (y ellas de su mano derecha), de ahí que es él, también diestro por la mano con que toma el vaso, quien tiene una posición de ventaja frente al anfitrión, ebrio con su propio ego, ingenuo frente al riesgo que él mismo se ha dispuesto.
Inclusive, sobre la mesa hay otra katana y un bokken (espada de madera), ambos al alcance de la mano derecha de Juanpis. ¿Cómo explicar semejante descuido en el recinto que pareciera ser el propio de un samurái? ¿Qué ha llevado a Rendón a concederle el que debería ser su trono marcial al entrevistador? Para un samurái su vida está en su espada. Y si dispone sus espadas para la guerra, con mayor razón deben estar al alcance de su mano derecha.
Pero bueno, esto solo para señalar que JJ Rendón es percibido y presentado en Colombia como el gran estratega, experimentado y victorioso conocedor de la ciencia política y el complejo estudio cualitativo de mercado, ese bien segmentado y requerido para ganar elecciones…
El detalle está justamente en la imagen de la entrevista, donde puede apreciarse el timo que intimida a sus clientes con la mística de las artes orientales, que no pasa de ser una muy vistosa puesta en escena, como se ha servido para llevar a la victoria a quienes, además, ya cuentan con todos los medios: económicos, de comunicación e informáticos en la Registraduría que, en últimas, escruta y (habría que ver si también) elige.
Al final, el señor Rendón, tan afanado en posar junto a su Yoroi, presa de su vanidad, se pasa de listo haciendo este anuncio comercial con sus servicios disponibles para el ‘ojo con el veintidós’. Sin embargo, he ahí que es Juanpis, que no es Juanpis, sino Riaño, quien ‘peina’ ante su audiencia a tamaño fiasco, si es que su estrategia en política será como su salón: puro decorado.
