En los negocios el Pibe siempre fue un capo. Para el mundial de Francia 98, antes del partido que Colombia le ganó 1 gol por cero a Venezuela, Valderrama lideró la comitiva que tocó la oficina de Juan José Bellini, presidente de la Federación. Negoció cerca de 10 millones de pesos para cada jugador de la nómina que iría al mundial. Nadie le podía decir que no. Bueno, nadie no, su mamá era cosa seria.
Perteneciente a una larga dinastía de futbolistas en donde el más malo era su papá, Jaricho, Valderrama no era un muchacho disciplinado sino más bien un pelado obsesivo. Por eso, cada vez que jugaba banquitas con la selección de la Calle Quinta contra su rival de la calle Cuarta de Pescaíto, el Pibe tenía un ricar, Juanito, que a veces le gabana los partidos. Por eso doña Juana Palacio, la única persona que ha podido con Carlos, veía al pelado llegar a darle patadas al balón contra el muro de la casa. Izquierda, derecha, izquierda, derecha para potenciar su pegada con las dos piernas. Así, él solo se fue forzando.
Doña Juana era la principal enemiga que tenía el afro rubio del Pibe, desde que se lo dejó crecer por allá en 1976, cuando apenas tenía 15 años, en plena era disco, su imponente cabellera. Cuando le salió el primer contrato con Millonarios Doña Juana ya entendió que Carlitos se mandaba solo.
El primer técnico que sintió que le cortaba las alas era Jorge Luis Pinto. Nunca entendió eso de tener que subir trotando una montaña “eche -decía furioso, con su estilo único- el fútbol se juega con balón, ¿dónde está el balón?” No fue en el Magdalena ni en el club Embajador donde el Pibe empezó a ser grande sino con el Deportivo Cali dirigido por Comesaña de 1985. Tenía 24 años y un súper rival, el América que llegó a armar los hermanos Rodríguez Orejuela. La dupla que hizo con Bernardo Redín.
El mismo año que salió elegido el mejor jugador de América por el diario El País, distinción que obtendría otra vez en 1993, se convirtió en el primer jugador colombiano, después de Ernesto Díaz, en jugar en un club europeo. En 1988, con la selección, jugó el más trascendental partido amistoso de nuestra historia, un partido contra Inglaterra en Wembley, la capital del futbol. El consejo que le dio su técnico Francisco Maturana fue muy sencillo “juega como si estuvieras en el barrio, tira un túnel, sé libre” y vaya que se divirtió. Para la muestra este video.
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Pibe hizo apenas 12 goles con la selección, la mitad de los que ha hecho James, pero su vigencia fue única, tres mundiales seguidos y un contrato millonario que hizo en la MLS. Fue la primera figura mundial en adornar el fútbol de los Estados Unidos.
Y salió lleno de plata y, a diferencia de otras glorias de nuestro deporte, supo invertir muy bien lo ganado. Además, mientras estuvo en el Junior de Barranquilla aprendió de los Char los trucos para ser un gran negociante. No se equivocó. Además de ganar cerca de 900 dólares diarios mandando saludos por Instagram, Valderrama creó, junto a Edgar Rentería, Júbilo, un aguardiente tipo exportación que vale 50 dólares, 200 mil pesos, y que solo se consigue en Dutyfree o en tiendas norteamericanas.
Se estima que el Pibe tiene una fortuna que ronda los 20 millones de dólares. El truco se lo aprendió a los Char.
