Esta claro, Colombia es una país de derechas, prefiere el orden que el cambio, prefiere los valores de la urbanidad de Carreño, la sagrada familia del catolicismo, las buenas costumbres y la moral, que las propuestas de una sociedad moderna y liberal,
Somos un país que le teme a los negros, a las mujeres, a los indígenas, a los campesinos y a los maricas, en otras palabras somos un país que le teme a la democracia real, un país que teme formalizar la tierra de los campesinos, históricamente arrinconados por un modelo de desarrollo que los puso a cultivar en las laderas de las montañas, un país que le teme al cambio, también por cuenta de la miopía de las guerrillas afincadas en los sueños de la guerra fría, sin tener en cuenta su impopularidad creciente; ni que decir del infantilismo de una izquierda democrática que se carcome a si misma con sus debates intestinos construyendo sueños que están por encima de la realidad, ya no del país sino del mundo; somos un un país que ama los caudillos, los salvadores de hecatombes, preferimos el rejo de un capataz dando ordenes, por eso nos merecemos nuestro destino.
Cada cuatro años le entregamos el poder a los hijos, los nietos, los primos y los amigos de los dueños de las tierras y las empresas que pagan los salarios bajos a los más pobres. Somos cómplices de nuestro destino, nos da pavor la mayoría de edad, preferimos ser siervos a ser ciudadanos y ciudadanas libres, nos da miedo cuestionar la familia, la iglesia, los partidos, la escuela, el estado, instituciones que por demás están en profunda crisis.
Las elecciones, no son más que el reflejo de nuestra mentalidad ultramontana, limitada por las montañas, afincada en el pensamiento del guerrero, en la construcción de un enemigo interno, en la necesidad de la guerra perpetua como conquista de los "valores superiores de la patria". No son solo los medios de comunicación los que manipulan, es nuestra minoría de edad como país, como Antioqueños. Es esa necesidad de sentir que nos gobierna gente "Berraca" aunque el costo es que todo siga igual o peor y no gente "capaz" dispuesta a transformar el estado, al servicio de las generaciones futuras. No tenemos derecho a quejarnos, el 60% de los Colombianos no votan, somos una democracia de papel, somos coautores de esta tragicomedia. Ojala que no nos condenemos a otros cien años de soledad.
Lo que sea que elijamos el 15 de junio será nuestra propia condena. Nos lo merecemos.
