El oro de Maduro

El oro de Maduro

Decidido a explotar todo lo que pueda el Arco Minero del Orinoco, esta gran reserva es su último cartucho y encontró en Irán al mejor de los socios

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junio 08, 2020
El oro de Maduro

Con siete años de recesión, los precios del petróleo en mínimos devastadores, la producción disminuida por el colapso de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), y las sanciones económicas de Estados Unidos, Nicolás Maduro echa mano del oro para sobreaguar. El metal, alejado de los fuertes vaivenes de precios, más fácil de enviar a todo el mundo y, sobre todo, en lingotes al alcance en las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV) en Caracas, se ha convertido en el nuevo petróleo para Venezuela.

Del BCV han salido lingotes por toneladas en discretos y subrepticios movimientos de envíos al exterior, sin autorización de la Asamblea Nacional, para pagar deudas y comprar insumos. Después del último retiro hace un mes, en las arcas quedarían 80 toneladas. A principios del 2019 eran 129, sostiene Reuters. El último retiro fue de 9 toneladas por valor de unos 500 millones de dólares con destino a Irán como pago por la ayuda para revivir el complejo de refinación Paraguaná. En vuelos de la sancionada aerolínea Mahan Air se realizó la operación de seis días: mientras se descargaban aditivos para gasolina y piezas en el aeropuerto del estado de Falcón otros aviones se dirigían al Simón Bolívar de Caracas para cargar los lingotes y llevarlos a Teherán.

Irán es el más reciente de los compradores del oro venezolano, después de que Estados Unidos bloqueara los negocios con Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. De hecho, Turquía es uno de los clientes más antiguos. En el 2018 canjeó 24 toneladas de oro sin refinar -900 millones de dólares- por productos que luego se incluyeron en las cajas de alimentos del programa Clap para los más pobres.

 

Cinco buques iraníes navegaron hasta Venezuela, con gasolina que se pagó con lingotes de oro

Después de que Estados Unidos impusiera sanciones a la venta de oro a fines del 2018, comercializarlo se ha vuelto más difícil. Pero Maduro que acusó a Trump de “perseguir el oro venezolano” prometió que continuaría “produciendo y vendiendo oro”. Así fue. Pocos meses después, en enero del 2019, realizó uno de los envíos más grandes: 20 toneladas por 850 millones de dólares en medio del misterio absoluto y toda clase de especulaciones por la presencia del Boeing 777 matrícula VP-BJG de la aerolínea rusa Nordwind en el aeropuerto internacional de Caracas que dos días después partió hacia su sede central de Moscú.  El diputado opositor José Guerra, antiguo economista del BCV, aseguró que allí iba oro venezolano para Vladimir Putin, uno de los más grandes acreedores de Venezuela que acababa de dar un sonoro espaldarazo político tras la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino.

Meses después se conocieron más ventas. Tres toneladas para Noor Capital en Abu Dahbi, y en marzo 7,4 toneladas -por un valor de 300 millones de dólares- viajaron hasta Uganda en un avión ruso, donde la carga iba identificada como propiedad del BCV. El propósito era refinarlo en African Gold Refinery Limited antes de exportarlo a Oriente Medio, con Turquía como destino final, según el Wall Street Journal. Como intermediario actuó una empresa de Dubái llamada Goetz Gold, aunque la compañía aseguró que dicha carga no fue enviada a Ankara.

Con las reservas de oro en su nivel más bajo en tres décadas, Maduro ha puesto el ojo en la extracción del metal en el Arco Minero del Orinoco, una zona de 114.000 kilómetros cuadrados al sureste del estado Bolívar, desde Guyana a Colombia, en donde se estima que hay 7.000 toneladas de reservas de oro, además de cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales. El presidente ha usado las minas de oro como incentivo para los gobernadores chavistas, una por cada uno de los 19, pero ha excluido a los opositores del Táchira, Mérida, Anzoátegui y Nueva Esparta.

 

En el Arco Minero del Orinoco hay 7.000 toneladas de reservas de oro

 

“Bienvenidos al Arco Minero del Orinoco y al Plan de Oro, todos los inversionistas en todo el mundo”, dijo Maduro al tiempo de las sanciones de Trump. Uno de los bienvenidos fue Vladimir Putin. En su visita a Moscú el 25 de septiembre pasado para renegociar la deuda de 3.000 millones de dólares, Maduro le ofreció participar en la explotación del mineral. Una de las zonas que se ha destinado para que sea explotada por los rusos es la de Cuchivero, en en las Guaniamo mejor conocida como la zona número uno del arco y se dijo que Rusia invertiría mil millones de dólares en ese proyecto.

Las cosas no son fáciles en la riquísima zona minera.  Un informe reciente de Insight Crime señala que “ ha sufrido durante mucho tiempo violentos enfrentamientos entre grupos criminales y actores estatales por el control de las miles de minas ilegales que se encuentran allí. Actualmente hay señales de que dichos enfrentamientos se están intensificando.”. La situación ambiental no es más halagadora. Se continúan despejando grandes áreas de selva tropical, algunas de ellas protegidas por la ley venezolana, como el Parque Nacional Canaima, sitio que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad. Un informe de SOS Orinoco señala que las zonas impactadas en el parque pasaron de 501 a 574 hectáreas y que el control del pueblo pemón sobre su propio territorio ancestral ha sido severamente debilitado. No obstante, las expectativas de Maduro con su Plan de Oro apuntan a obtener del oro del Orinoco unos 5.000 millones de dólares anuales.

Mientras tanto, Venezuela está tratando de recuperar 31 toneladas de lingotes de oro del BCV, que resguarda desde hace años el Banco de Inglaterra. Para ello contrató al bufete del abogado británico Sarosh Zaiwalla para que la represente ante una corte de Londres, y solicitó la transferencia al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 930 millones de euros,-lo que valen esas 31 toneladas- para atender la pandemia del coronavirus. La petición fue rechazada por el tribunal y se planteó un juicio para determinar cuál es la autoridad legítima del país.

La certeza es que el virus que derrumbó al petróleo y la presión internacional sobre el gobierno de Venezuela, ha llevado a que a Nicolás Maduro solo pueda recostarse en uno de sus pilares económicos: el oro.

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