Colombia tiene hoy un nuevo gobierno que está en la mira del mundo entero con unas supuestas ideas de cambios y nuevas oportunidades para el sector educativo, siendo este un punto primordial en los planes de gobierno actual, pese a la incertidumbre que ha generado el primer gobierno de izquierda que llega al poder con mucha oposición directa de quienes han dirigido el país por décadas y para los cuales la educación como se ha podido observar año tras año no ha sido prioridad.
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Actualmente, se observan nuevos aires frente a la educación con trinos del Presidente Petro en su cuenta de Twitter como “Una sociedad del conocimiento no es una utopía, llegó el momento de devolverle la deuda a la educación”.
Pero Con cifras adversas presentadas por el Dane en donde muestra que “Para el año 2021, la matrícula nacional fue menor en 0,9 % con relación a la matrícula del año 2020, lo que significa 85.166 alumnos menos.
Según los datos expuestos por esta entidad la más baja participación se registra en nivel preescolar con un total de 850.134 matriculados″, aunque no expone razones o motivos por los cuales se presentan estas reducciones. A esto se suma que de los jóvenes que terminan su secundaria, tan solo el 30% inician estudios superiores y únicamente el 48 % de estos logran culminarlos, mostrando así un panorama desalentador.
Tomando esas alarmantes cifras de disminución de matrículas presentadas por el Dane y eso tan solo en los primeros tres niveles de educación; preescolar, primaria y secundaria y algunos porcentajes de la culminación de estudios superiores deja muchas preguntas en el ambiente como: ¿Se le dará prioridad a los miles de niños y jóvenes que hoy están por fuera del sistema escolar? ¿Se optimizará la calidad educativa? ¿realmente si podrá acceder el joven del común a la educación superior?
Examinar detalladamente e investigar las posibles causas de la disminución al acceso formativo desde todos los grados educativos es una de las tareas que tiene el nuevo gobierno, las condiciones familiares, la violencia que se vive al interior de los barrios, la repetición de los años escolares y las mismas competencias que algunos no alcanzan y que los llevan a desistir de la escolaridad son algunas de la variables que quedan como interrogantes.
Sobre la realidad de la deserción escolar preocupa el bajo ingreso a la etapa preescolar, época donde se forjan los intereses iniciales en la escolaridad; si no se hallan estas posibles causas, se tendrá una deserción escolar continua y no se podrán lograr esas transformaciones que dicen se verán en un futuro cercano con el presidente Gustavo Petro. Así las cosas, hoy el país se encuentra ante la expectativa de dos hipótesis de lo que puede ser el continuismo o la tan anhelada esperanza de ver cambios positivos para el sector educativo.
Es por ello que en este nuevo escenario hay un pueblo cansado de sufrir las dificultades y adversidades de gobiernos que no han escuchado sus voces y envían un fuerte mensaje al Estado, para que brinde las garantías e inicie el camino al verdadero cambio y así se materialice su plan de gobierno y que la educación para la niñez y la juventud se convierta en la verdadera puerta al futuro, siendo el primer peldaño hacia la transformación social y el mejoramiento de la calidad de vida.
Con nuevas políticas públicas que permitan una verdadera equidad en el país, teniendo en cuenta las realidades del pueblo colombiano para que esos niños, niñas y jóvenes se conviertan en las primeras líneas del cambio y no en los generadores de un nuevo estallido social como el que se presentó hace un año, el cual trajo problemáticas sociales mostrando una realidad de rabia y dolor generado por las desigualdades, por las brechas de clases sociales y por el abandono de sus gobernantes.
Colombia hoy se encuentra ante una gran expectativa de cambio, pero también ante grandes interrogantes como son ¿se construirán los sueños de miles de niños y jóvenes que buscan mejores oportunidades o solo se quedarán en promesas de campaña de un gobierno más?
