Todo estaba listo. El pasado 8 de enero el Príncipe Harry sorprendió a Gran Bretaña y al mundo entero al hacer un anuncio sin precedentes. Él y su esposa, Meghan Markle, habían decidido independizarse de la realeza británica para llevar una vida alejada de la monarquía británica. La pareja renunciaría a la financiación estatal y serían independientes económicamente. Inclusive, se llegó a rumorar que Meghan, al no tener ningún tipo de obligación con la corona británica, podría retomar su carrera como actriz.
La decisión no fue muy bien recibida por la Reina Isabel quien les prohibió volver a usar el título de Su Alteza Real. Simplemente serían conocidos como Duques de Sussex. Sin embargo, la pareja siguió firme en su decisión. Desde principios de año Meghan Markle se fue a vivir a Vancouver junto a su hijo, el pequeño Archie. Mientras tanto, Harry permanecería en Londres cumpliendo sus últimos deberes como miembro de la familia real. La fecha para su salida definitiva esta prevista para el 31 de marzo.
Sin embargo, la pandemia del Coronavirus obligó a la pareja a posponer sus planes. Luego de que el Príncipe Carlos, padre de Harry, diera positivo ante la enfermedad, éste fue convocado para acompañar a su hermano William y asumir los deberes reales que le corresponderían a su padre, actualmente confinado en una residencia de Balmoral, Escocia, junto a su esposa Camila, quien dio negativo en la prueba. Por su parte, la Reina Isabel también se encuentra aislada en el Castillo de Windsor y no puede asumir sus deberes en medio de la pandemia.
El Príncipe Harry recibió el aviso en Vancouver, donde se encontraba en cuarentena junto a Meghan y su hijo Archie. El hijo de Lady Di había volado desde Londres antes de que Canadá cerrara fronteras. Sin embargo, la noticia de que su padre estaba contagiado lo obligó a regresar inmediatamente al Reino Unido, en donde deberá permanecer al menos unos dos meses mientras se soluciona la situación causada por el Coronavirus.
En el Reino Unido la pandemia actualmente supera los 6,000 contagiados y 335 muertos. En principio, el Primer Ministro Boris Jhonson había declarado que privelegiaría la economía por encima de todo. Sin embargo, la realidad lo obligó a confinar a todo el país por tres semanas mientras se frena la pandemia que en otros países de Europa, como Italia y España, ha dejado incalculables pérdidas económicas y humanas.
