El año que viene
Opinión

El año que viene

2023 será un año distinto para todos.

Por:
diciembre 19, 2022
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Por doquier llegan anuncios de una grave crisis económica para el 2023. Algunas advertencias están originadas en la sensatez y en las circunstancias, pero muchas otras se derivan de una desconfianza exacerbada que ha encontrado su mejor pretexto en la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia. Sin duda, 2023 será un año distinto para todos. Varias realidades terminarán de asentarse, como es el caso de la pandemia o la inminente recesión mundial. Y en definitiva, la crisis social, política y de información, que tanto aflige y paraliza, seguirá agravándose (cada vez son más claros los enormes beneficios que les reporta a algunos discursos y posturas). En todo caso, y como antídoto ante tanto fatalismo, he preferido evitar llenarme de pronósticos y vaticinios ajenos. La experiencia me ha demostrado su inutilidad. Hace ya casi 15 años que trabajo en un medio y un contexto sometido a una crisis constante que pareciera, en muchos sentidos, irremediable. Vivir del arte y la creatividad han hecho que, con el tiempo, comprenda a la angustia como un motor intermitente y a la inestabilidad como un contexto geográfico. Sin embargo, esto no significa y mucho menos me excusa de poder sugerir una alternativa para afrontar las nuevas adversidades. Cuando el tren se detiene no hay mejor momento para observar.

En este espacio he reiterado y propuesto, varias veces, la necesidad de generar una tercera opción económica para financiar las intervenciones artísticas en el espacio público; y por efecto, las carreras de los artistas involucrados https://www.las2orillas.co/la-maquina-de-hacer-grafitis/. Una alternativa que complemente las dos fuentes de ingresos que sobresalen en la actualidad: la publicidad y el diseño y las convocatorias públicas y becas. En dichas ocasiones he sostenido, y repito, que hacer depender la comunicación y la creación en las calles de tendencias y quereres de la publicidad y el diseño presenta una aberrante guerra de precios y de likes que en muy poco suman a la constitución y fortalecimiento de la expresión cultural https://www.las2orillas.co/grafiti-y-publicidad-el-pacto-siniestro/. Por otra parte, he dicho y comprobado, que el sistema de becas y convocatorias públicas, tan necesarias y provechosas, acarrean cierta perdida (auto-impuesta) de independencia y soberanía para los artistas; por no hablar de los recortes siempre latentes a los presupuestos públicos. No se trata de despreciar a uno u otro sector sino más bien de aceptar y entender sus ofertas y limitaciones.

En estos días hablaba sobre estos temas con Ricardo Vásquez y Santiago Castro, amigos y colegas de Vertigo Graffiti. Más allá de repasar las realidades y las anécdotas de los últimos meses, de la conversación surgió un horizonte potencial para el año que viene. En efecto, luego de intercambiar un par de ideas, comprendimos la necesidad de enfocar los recursos y la creatividad del equipo en el diseño de proyectos consistentes y coherentes a largo y mediano plazo. El espacio público es un recurso (y un mercado) que permite y requiere de esta planeación extendida en el tiempo. De otro lado, la coherencia y consistencia en el oficio, son atributos que cada quien sabrá definir desde su lugar y urgencias . Es probable que parte de la crisis connatural del sector surja de un uso equivocado del calendario: se trabaja para el lunes y se desconoce la infaltable llegada del resto de los días. Aunque es obvio que ciertos trabajos ocasionales y peregrinos sirven para pagar las deudas que se acumulan a cada mes, es obligatorio (y más aún ante tanta incertidumbre) reflexionar sobre los meses y los años venider

Está en el tintero la tarea descomunal de crear un mercado local para proyectos artísticos en espacio público

En ese sentido, el impacto y relevancia de una carrera artística pareciera ser la sumatoria de los proyectos (en un sentido amplio de la palabra) que se piensen, organicen y ejecuten a lo largo de la vida. Por tal razón, y luego de un par de horas, decidimos que en 2023 nos embarcaremos, casi en exclusiva, en este tipo de procesos. Por lo pronto, está en el tintero la tarea descomunal de crear un mercado local para proyectos artísticos en espacio público. Un mercado semidescentralizado que se presente como la tercera alternativa de gestión y financiación a la que me refería arriba.

Sin el ánimo de pontificar, y haciendo uso del recurso intelectual más antiguo de la humanidad: la obviedad, recomiendo a los queridos artistas y gestores que el próximo año cambiemos de estrategia y nos enfoquemos en el diseño de proyectos con vocación de permanencia. Por supuesto, esta labor implica un esfuerzo adicional, seguramente incierto, pero que podría ser útil para fijar algunos rumbos y abandonar algunas inseguridades. Ofrezco excusas a todos los que concluyan que este escrito está lleno de lugares comunes y evidentes pero cuando no se piensa con orden y determinación sobre el futuro es posible que el agua deje de mojar y lo obvio se convierta en un cuchillo afilado que nos apunta al centro del vientre.

Les deseo a todos una feliz Navidad y un 2023 que dure un siglo.

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