Si en algún sector hay motivos de sobra para tumbar al alcalde actual es en el sector educativo. Peñalosa y su secretaria de educación María Victoria Angulo, se han empecinado en desconocer los pocos derechos que aún tiene el magisterio y en maltratar a los estudiantes. ¿Por qué será que maestros, estudiantes, padres de familia, y comunidad educativa todos al unísono, estamos en la tarea de recoger cuantas firmas sean necesarias para cumplir con el propósito que nos fijamos; revocar a Peñalosa? Hay una y mil razones.
El solo hecho de vivir en la capital ya es razón suficiente. Peñalosa, literalmente, no deja títere con cabeza, a continuación algunos ejemplos:
En salud, en un solo año Peñalosa cerró 67 servicios, entre los que se destacan los de cirugía cardiovascular en el Hospital Simón Bolívar, ginecobstetricia en La Gaitana y neurología en la UPA Kennedy favoreciendo a las EPS y agobiando a los usuarios.
Con el Metro Peñalosa pretende condenarnos al sistema de buses de Transmilenio y, de pronto en 30 años, una línea mediocre de metro elevado, renuncia de tajo al Metro subterráneo sumiendo a la ciudad al atraso para favorecer a la multinacional Volvo y a los negociantes de las concesiones de Transmilenio. Recordemos que el alcalde, en menos de 10 años, se ganó cerca de medio millón de dólares vendiendo buses por todo el mundo.
En política social, el recorte presupuestal para los programas de comedores comunitarios, bonos y canastas alimentarias, deja a 92.305 personas vulnerables, mujeres gestantes, niños y niñas, sin alimentación. Le da un tratamiento un tratamiento de criminales a los vendedores ambulantes mientras continúa con la política de entregar el espacio público a las grandes multinacionales. A más de 900 mil predios residenciales en la ciudad, casi el 60% del total, Peñalosa les incrementó el impuesto predial. Ejecutó alzas desmesuradas al transporte masivo, Transmilenio SITP. Redujo al ridículo el presupuesto para los derechos y la atención de los grupos poblacionales (mujeres, afros, indígenas, LGB TI, Rom).
Con la ETB, que no es una empresa de teléfonos, como la quieren minusvalorar, sino de telecomunicaciones, y de gran importancia para Bogotá y Colombia, que presta servicios de telefonía fija local y de larga distancia, internet de alta velocidad, televisión digital e interactiva, telefonía móvil 4G, almacenamiento masivo en la nube y seguridad informática, Peñalosa la quiere feriar al mejor postor.
Con la reserva natural Thomas van der Hammen la más importante del noroccidente de Bogotá que lejos de ser unos “potreros” tiene las reservas de agua que mantienen la sostenibilidad de los humedales de Suba, Engativá y la sabana circundante, Peñalosa insiste en urbanizarla.
En educación superior, a la Universidad Distrital, Santos y Peñalosa le recortaron el presupuesto en 39 mil millones de pesos profundizando la grave crisis que atraviesa la institución.
Y en educación básica y media la situación es igualmente catastrófica, con los maestros y estudiantes la política del alcalde Peñalosa consiste en violar descaradamente los derechos laborales de los trabajadores de la educación aplicando la misma política del presidente Juan Manuel Santos, y maltratando con condiciones indignas a los estudiantes.
Con la mal llamada Jornada Única además de engañar a la ciudadanía queriendo hacer pasar por una auténtica y verdadera jornada única para los colegios públicos de la capital, la denominada “jornada completa” muy similar a la fracasada “40×40”, se están presentando graves atentados a la autonomía institucional.
Peñalosa desaparece el derecho a la jornada de los maestros, mañana, tarde o nocturna y la reemplaza por la ilegal jornada completa o global. Como lo advertimos desde que Petro se inventó la jornada extendida, la norma que se está imponiendo es que los maestros deben tener disponibilidad para estar en el colegio hasta más de ocho horas diarias.
Se profundiza la tercerización los nuevos maestros se vinculan a través de terceros, como Compensar o Colsubsidio, perdiendo el derecho a la contratación directa. La jornada única no es el fin, es el medio que tienen los gobiernos, de Santos y de Peñalosa, para acabar con las pocas garantías laborales que aún existen. La flexibilización, la tercerización, los contratos a dos meses, son y serán el pan de cada día en la contratación de los nuevos maestros, de continuar Peñalosa en la alcaldía.
En muchos colegios no hay comida y donde la hay, no contempla condiciones nutricionales mínimas para la comida caliente y los refrigerios no son ni saludables ni balanceados. Prácticamente los estudiantes deben permanecer en el colegio más de ocho horas sin comida suficiente y digna.
El hacinamiento se ha elevado por la improvisación al implementar este remedo de jornada única y al desconocer los parámetros de estudiantes por salón y de profesores por grupo. Para Peñalosa y su secretaria Angulo es mejor tener un grupo de 58 estudiantes, como ocurre en Fontibón, que dos de 29.
Peñalosa, el padre de los colegios en concesión y por convenio, es dadivoso con estas modalidades privatizadoras y cicatero con los colegios del distrito que a pesar de que muchos se están literalmente cayendo no cuenta con la financiación oportuna.
Con este panorama, ¿habrá alguna duda de firmar y promover la revocatoria de Enrique Peñalosa? Evidentemente, los maestros, estudiantes y comunidad en general tenemos una y mil razones para que #UnidosRevocamosAPeñalosa
