Lo más grande que ha pasado por la Alcaldía de Bogotá después de Jorge Eliecer Gaitán se llama Gustavo Petro. Se salieron con la suya los neonazis de la ultraderecha colombiana que no soportan que la democracia les meta un gol.
Gustavo Petro es un hombre de izquierda que apostó por la democracia, que viene del pueblo y que está en el poder para servir al pueblo. No, eso es demasiado para los dueños del poder en Colombia, los dueños de los contratos, los que se creen con derechos de propiedad divina sobre los recursos del país. Eso es demasiado para ellos, hay que acabar con él.
Petro trabajó sin descanso por una Bogotá HUMANA, en la que todos los estamentos del Estado fueron puestos al servicio de la gente más necesitada, bajó los pasajes de Transmilenio, entregó agua gratis a los más pobres, disminuyó los índices de violencia a niveles históricos, hizo suya la causa animalista, decretó que la Plaza La Santamaria sería la Plaza de Todos, y que nunca más se realizaría en ese lugar la infamia de torturar a un ser hermoso, soberbio e inocente, que para diversión de una manada de enfermos psicópatas sin alma y sin espíritu, adictos a la sangre, yonkis de la violencia, apoyan y celebran como ese ser maravilloso que fue creado para ser feliz y vivir su propia vida en paz, es reducido a traición y humillado y convertido en un guiñapo de sangre y dolor.
Admiro total y apasionadamente a Gustavo Petro porque tiene cojones, porque es honesto, decente, es vertical, es fuerte, piensa en el bienestar público.
Esto es un jaque mate a la democracia y al poder del pueblo.
Mientras Álvaro Uribe tiene muchas investigaciones por paramilitarismo y sin embargo es candidato al senado, destituyen al alcalde Gustavo Petro por entregar el negocio de las basuras a los más pobres.
El negocio de las basuras de Bogóta genera megamultimillonarios recursos. Sólo pocas personas se están beneficiando de esos miles de millones. Gustavo Petro quiso que esa riqueza entrara a los bolsillos de esas personas que realmente lo necesitan, quiso trabajar para democratizar las riquezas del país, para cerrar la brecha entre ricos y pobres. ¿Es eso acaso un delito?
Los colombianos conscientes, que sabemos que la paz es la única salida en esta espiral sin fin de la violencia, defenderemos el voto soberano del pueblo. El procurador es un ser oscuro y perverso de una maldad y una sevicia tal, que parece sacado de la más abyecta película de terror de nuestra infancia.
Alejandro Ordoñez es una escoria purulenta y hedionda en la democracia colombiana. Reencarnación indudable del sanguinario Torquemada, está haciendo demasiado daño en todas las esferas de la vida nacional. De todo opina, sobre todos manda, siempre está del lado de los malvados, la vida de todos los funcionarios públicos del país está en sus manos y todos tiemblan ante Lucifer. Pero no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Algo pasará, no sé qué, pero esto no se quedará así.
Gustavo Petro es el legítimo alcalde de Bogotá. Y esta destitución ilegal es puramente una persecución política descarada, no tiene asidero legal de ninguna manera.
Él es joven y puede con esto, y tiene vida para aspirar a la presidencia. El pueblo hará algo por defender lo que conquistaron legítimamente con las urnas. Estoy segura.
¡Fuerza Petro! Millones estamos contigo y te apoyaremos total y absolutamente, siempre, pase lo que pase.
Algún día cesará la horrible noche.
