La primera vez que la consumí fue como si por un momento pasara de una imagen de tv de perilla a un plasma HD, forma clásica para contar como fue mi primer contacto con esta sustancia. Luego la tomé cada dos meses, luego cada mes, semana, horas. Ahora siento que estoy más controlado y eso que consumí 40 veces el último mes. 9 años de un viaje que hasta ahora dudo represente el ser al que todos estamos destinados.
Prácticamente todos los días aseguró que la voy a dejar, me lo prometo, medito, respiro, rezo y apenas sale al sol y tengo la oportunidad me desvío a buscarla, nuevamente, día a día.
Los efectos colaterales después del envión, quizás de media hora, incluyen la ralentización de todos tus sentidos, una sensación de relajamiento profundo y de no tener en cuenta absolutamente nada más que no sea tu cuerpo interactuando con la sustancia y el mundo. No importa el trabajo, ni los amigos, ni la familia.
Y qué decir del valor de la palabra o la puntualidad, muchas veces he prometido hasta de rodillas que la voy a dejar pero quizás en todo este tiempo lo máximo han sido 15 días sin buscarla. No lo dudo, ella te da algo, pero también te quita.
La palabra pierde valor por el incumplimiento reiterado de la promesa y más aún la mentira que empieza a permear toda la estructura de tu vida para que tu conexión con la sustancia no tenga ningún tipo de barreras, acceso directo. Si se tienen obligaciones se descuidan por que si no son fáciles de manejar estando sobrio ahora imagínese en ese estado cuasi permanente.
No digo que ha sido una experiencia aterradora quizás podré aprender algo de todo esto.
Le mientes inclusive a los seres más amados, los miras a los ojos y les dices que ya no más, que eres libre y luego ellos se dan cuenta que caíste nuevamente, decepción ¿habrá otro sentimiento más duro?
Hay estudios acerca de la relación entre la sustancia y los humanos y algunos concluyen que la personalidad se altera, es más, puede ser otra, completamente diferente a la que se hubiera desarrollado sin la sustancia.
Razones van razones vienen, consejos, mantras, ejercicios, citas, pasajes, Biblia, confesiones, blogs, vídeos, autores, oraciones y todo se reduce a ese mismo momento en la caída libre hacia la sustancia. Una y otra vez.
En algunos artículos hablan de la sensación de fuga de la realidad, perdida de la capacidad intelectual para cuestionar la conducta y lo que he encontrado más interesante ha sido los relacionados con el " craving", el cual es real, física o psicológicamente y la encuentro como aquella fase en que preparas cómo, cuándo y dónde va a ser tu próxima vez, sin importar que minutos antes hayas decidido dejarla.
Algunos momentos pensaba que la sustancia me ha dado un mayor entendimiento de la realidad, ha profundizado mi meditación, en una sensación con conexión al creador. Claro está no es lo mismo para todos los seres.
Ahora pienso que quizás todo ha sido una alteración de mi química cerebral. Planes que nunca se hacen realidad, negocios que no se concretan, páginas que no se escriben, maquetas, proyectos, simulacros, todo se queda corto.
Mi única defensa ha sido la de confiar ciegamente en mi voluntad, pero hasta ahora solo me ha servido para un par de días.
Lo único que me falta es internarme, ya que intenté un tratamiento ambulatorio en el que solo perdí plata.
Pienso que no puedo vivir con la sustancia y con la realidad social en la que me encuentro. Soy un ciudadano que hoy decide dejar la sustancia y espero contarles cómo me fue esta vez.
