Empezaré por decir que soy un estudiante de derecho de la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla, nacido en Sahagún y criado en sus calles ardientes y maravillosas .
Sahagún es un municipio con más de doscientos años de fundación, que ya bordea los 90 mil habitantes y que además de epicentro de cultura y folclor es la cuna de muchas migraciones de Medio Oriente que se afincaron allí hace décadas, lo que la hace rica en diversidad y gastronomía .
Su posición geográfica es estratégica y sus recursos naturales, en especial el gas, coloca al municipio en un sitio de privilegio por los aportes que hace a la economía del país.
Desde hace unos años vengo leyendo en varios medios de comunicación del interior del país, en este inclusive, unas notas que estigmatizan a los habitantes de Sahagún a través de sus representantes políticos y uno que otro ciudadano cuyo origen de este poblado cordobés.
De Sahagún es entre otros Ñoño Elías y Musa Besaile, de quienes se dice mucho pero se comprueba poco. También es Otto Bula, que está sindicado y no condenado. Igualmente, Emilio Tapias, que no es político pero al que suman como tal aunque haya nacido en el pueblo pero vivido toda su vida en San Andrés Islas.
Pero de Sahagún también es el maestro Juancho Nieves, gaitero connotado, el pintor Cristo Hoyos y el declamador Rafael Vergara, entre otros destacados miembros de la comunidad. De ellos no se habla en los medios lo que demuestra que poco o nada saben sobre nosotros.
Conozco de vista, porque no pertenezco a su generación, a Bernardo Elías a quienes en Bogotá llaman con malicia Noño y por quién no consigné mi primer voto, ya que solo he podido votar una vez por mi edad, pero a quién le tengo, en lo personal que agradecer mucho de lo que ha hecho por el pueblo.
Hoy Sahagún tiene estadio y bueno, terminal de transporte, ciclo ruta, plaza de mercado y un acueducto funcionando casi a su plenitud, gracias a lo que en Bogotá llaman mermelada y que los políticos de aquí han gestionado como lo hacen todos los congresistas legítimamente para sus regiones.
Lo extraño del asunto es que los mismos recursos que le han dado a los políticos de cada región son buenos en ellas pero malos aquí. Increíble paradoja que pareciera ensañarse contra quienes somos de este bello poblado.
Ayer una compañera de universidad me preguntó qué pensaba de que se dijera que yo era corrupto porque era de Sahagún, le respondí tan sorprendido como molesto por la pregunta que sería equivalente a pensar que porque se es de Bogotá se es antipático, o flojo si se es cartagenero o mafioso si se es colombiano.
En tiempos de matoneo digital, de cartas de periodistas indignados, va siendo hora de pedirle a muchos medios que expongan pruebas que demuestren que los políticos de Sahagún son corruptos porque son de allá.
Es por ello que he iniciado una personal campaña, como la de Claudia López para que a través de una firmatón defendamos el nombre de nuestro municipio y no se siga, mientras no se compruebe culpa, satanizando el nombre de nuestra gente simplemente porque se dedica a la política y es de la hermosa Sahagún .
Dame las pruebas y te daré el derecho, me enseñaron en clase.
