De sanciones económicas y guerra eterna: como pasamos de un mundo unipolar a uno multipolar

De sanciones económicas y guerra eterna: como pasamos de un mundo unipolar a uno multipolar

Cuando la diplomacia deja de funcionar se abre paso la guerra de monedas y la comercial. En ocasiones, esta deriva en la confrontación armada

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mayo 02, 2024
De sanciones económicas y guerra eterna: como pasamos de un mundo unipolar a uno multipolar

Varios amigos e incluso familiares me han dicho que por qué no vuelvo a retomar escribir artículos de prensa. Hace unas décadas cometí “periodismo”, llegando a escribir tres artículos por semana cosa que a veces me causó satisfacción y a veces angustias pues traté de cumplir bien ese compromiso. Muchas amistades me proporcionaban valiosa información que me permitió sustentar mejor los escritos.

Recién salido de la universidad, estuve muy vinculado a las estadísticas del sector agrícola y las cuentas nacionales pues gracias a la reforma universitaria del 71 se abrió cabida para los estudiantes hiciéramos trabajos de “investigación” a todo lo largo de la carrera lo que nos permitió escribir algunos papeles con la dirección de monitores y dirigidos también por los muy buenos profesores de ese entonces.

Leíamos de cabo a rabo Coyuntura Económica y yo esperaba con ansias los artículos sobre coyuntura donde se examinaban las tendencias globales y los acontecimientos del país y las medidas que tomaba el gobierno para sortear las dificultades locales como combatir la inflación e impulsar la economía.

A continuación, siguiendo ese ejemplo trato de enunciar algunas de las tendencias globales y los aconteceres económicos tratando de hacer un análisis de la coyuntura global actual que parece indicar vamos de un mundo unipolar a uno multipolar.

Algunos analistas de las tendencias dicen que cuando la diplomacia deja de funcionar se abre paso a la guerra de monedas que a su vez da paso a la guerra comercial y en ocasiones ésta deriva en confrontación armada o sea guerras entre países.

Desde hace décadas las economías occidentales reclaman a China el hacer rebajas de precios que consideran competencia desleal o dumping. En los últimos días Estados Unidos ha colocado gravámenes bastante elevados a las importaciones chinas con argumentos proteccionistas, pero por su magnitud y volumen parece ser más una fuente de recursos fiscales. En ciertos rubros podría decirse que el gravamen cobrado cubre los costos de los productos importados.

Resulta que con el advenimiento de la economía neoliberal (que de liberal tiene muy poco) las grandes corporaciones globales migraron a la china buscando mano de obra barata (se llegó a decir que esclava). Los menores costos de la mano de obra permitieron a corto y mediano plazo obtener mayores utilidades. Actualmente está claro que esa estrategia debilitó la base industrial y tecnológica gringa, al igual que la cantidad y calidad del empleo. Cada vez más los empleos para el común de la gente son de baja calidad y mal remunerados. Las personas vive al día, con las tarjetas de crédito copadas y no hay ahorro sino deudas que crecen y en ocasiones no pueden atender.

Es cada vez más común en algunas de las más grandes e importantes ciudades norteamericanas ver personas viviendo en los andenes de las calles en situación de extrema pobreza y drogadicción. Ese es un fenómeno creciente al igual que la dependencia de opioides de gran parte de la población pudiente y su consecuente alta cuota de muertes con drogas legales y formuladas. Estas muertes pueden ser superiores a las que causan las drogas “ilegales” y su tráfico.

La Reserva Federal viene realizando desde hace décadas algo que denominan “expansión cuantitativa” que es simplemente emisión de dinero. La expansión monetaria en los últimos 3 años ha sido exponencial pues así lo exige la atención al servicio de la deuda principalmente los vencimientos de los bonos del tesoro y el servicio de sus intereses, al igual que los gastos del gobierno federal que es desproporcionado y parte del gigante comercio de mercancías de importación.

Hasta el día de hoy la aceptación del dólar como divisa global es indiscutible. Los americanos compran hoy día a China (al debe) el 50% de las mercancías que consumen en su propio país. A países como el nuestro los norteamericanos nos compran petróleo, café, cocaína, bananos, flores entre otros productos.

Desde la caída de la Unión Soviética, occidente incumplió lo acordado con el débil gobierno de Gorbachov de no ampliar la esfera de la OTAN pues el Pacto de Varsovia dejó de existir y esos países ya no representaban una amenaza para Europa, compromiso que los norteamericanos no cumplieron. El gobierno profundo de Washington y los neocons siguieron la expansión de la OTAN hasta el punto de cruzar las líneas rojas que trazó Moscú con la subsecuente guerra en Ucrania y otras calenturas.

Las sanciones económicas a Rusia, por parte de occidente pedaleadas por Washington y secundadas por Europa, aplicadas a Putin buscando debilitar la economía y con ello propiciando el “cambio de régimen” que tanto gusta a los exportadores de libertad y democracia, han resultado ser más bien un tiro en el pie para los ciudadanos del común de occidente y especialmente de Europa.

Los norteamericanos nunca estuvieron conformes con que Europa se volviera cliente importante del gas ruso y otras materias primas y productos para todo tipo de usos, especialmente energéticos. Rusia los posee en calidad, cantidad y bajo costo. Ya todos sabemos que el gobierno americano manifestó querer obstaculizar ese negocio y lo hizo atentando contra los gasoductos, que suministraban ese gas a Europa.

La industria europea entró en paro con inflación. Hay también descontento bastante generalizado entre la gente pequeña de clase media o trabajadora y el sector agrario muy especialmente con las condiciones que impone el mercado común y el todo poderoso conglomerado global

En el pasado muy reciente y aún hoy en día, las personas y empresas usan el dólar como inversión o instrumento de conservación de valor; sin embargo, los acontecimientos recientes con Rusia, cuando occidente decomisó la posición rusa en dólares en el exterior, dineros que están confiscados y que países de la OTAN dicen querer entregar a Zelensky para cubrir los “gastos de la guerra” esa medida, en vez de fortalecer la divisa parece haberla debilitado.

Ese paso dado por occidente hace más viable el BRICS y también hace atractivo ese grupo a países que ya ven la pertenencia o no al SWIFT como arma económica y por lo tanto la “seguridad” del dólar como reserva monetaria confiable. El usar el dólar como “arma” casi que de guerra en vez de fortalecer el dólar como medio de pago internacional por excelencia, lo ha debilitado. China, principal tenedor de bonos del tesoro estadounidense, se está deshaciendo de sus activos en dólares a ritmo acelerado al igual que otros países.

Se podría pensar que por haber decomisado las divisas en el extranjero al gobierno ruso (país nuclear) con mayor razón se lo podrían hacer a un país menos poderoso o sea a cualquier otro.

China y Rusia al igual que otros países hacen cada vez más negocios en sus propias monedas y tratan de alejarse del dólar en sus transacciones internacionales. Pareciera que el conflicto palestino ha acentuado aún más esa tendencia.

Los gastos de la guerra que llena los bolsillos del complejo industrial militar esconden tal vez otra realidad y es que la de la deuda americana requiere recursos que no genera el fisco por muchas razones. Una pequeña alza en las tasas de interés, que actualmente no son el producto de las fuerzas del mercado pues la tasa de interés es fijada por la FED buscando sostener el “mercado” bursátil y el muy concentrado y debilitado sector financiero y bancario.

Se habla de burbujas de todo tipo que están a punto de explotar y muy principalmente la del propio dólar que es la madre de todas las burbujas.

En este ambiente convulsionado tanto por la política como por los medios de comunicación, que muchas veces son de desinformación y manipulación masiva al igual que los conflictos y el reordenamiento geoestratégico que se está llevando a cabo por los diferentes intereses y movimientos militares y económicos de los grandes jugadores globales, hacen pensar por momentos que las guerras eternas en vez de ceder podrían ir en aumento.

Los señores de la guerra últimamente han tenido uno que otro descalabro. Pareciera que hasta los yemenitas ya han tenido suficiente y con misiles de cartón de motores de pilas, han hundido severos barcos del todo poderoso occidente.

El gobierno profundo de Washington hoy día lo conforman “neocoms” (que son ultracorruptos de ambos partidos) y que tienen intereses económicos muy importantes en el negocio ruin de la guerra, algunos como accionistas y otros por ser receptores de dineros del complejo industrial militar que es hoy día el quizás el “principal” motor de esa economía.

Tanto la guerra en Ucrania y más recientemente la operación especial de exterminio de Netanyahu en la palestina ocupada, han movilizado ingentes recursos que no solo cubren los requerimientos de la guerra, sino también de la corrupción y el propio servicio de la deuda igual que importaciones al debe. Subir eternamente el techo de la deuda hasta el día de hoy ha alcanzado para todo. ¿No ha habido inconvenientes para crecer exponencialmente la deuda cada tres meses aproximadamente con el fin de “defender la libertad y la democracia” …pero ¿hasta cuándo?

Resulta que todavía hay personajes de altísimo nivel que piensa que la solución a la crisis económica mundial actual es más guerra, por ejemplo, también con los chinos.

La insensatez de las élites y su idea del gobierno global y otras como acabar con la producción agrícola alimentaria parece poco sensata y no resiste mucho análisis.

Sería bueno pensar que tanto desatino fuera solo el “calor” de la campaña electoral gringa, pero lamentablemente a mí me parece que lo que sucede en esa contienda y la calidad de los candidatos es más una consecuencia y no una causa del deterioro de la economía del dólar que parece solo tuviera unas pocas formas de resolverse: una sería desde adentro del mismo Estados Unidos, cosa que no parece fuera a suceder pronto ya que las élites que imponen el nuevo orden internacional están aferrados al poder y no parece fueran a entregarlo. Otra pudiera ser con una crisis económica de proporciones globales que obligue a replantear las reglas de juego y por último, ojalá no fuera así, con una guerra global de exterminio.

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