Desde el 2017 se vino gestando un movimiento ciudadano que agrupó los descontentos y fines comunes de los habitantes de clase media y baja, económicamente hablando, en donde se trazaron unos puntos fijos que unían a tales personas. Primordialmente una oposición a los políticos y partidos tradicionales que en su larga historia de gestión pública han dejado más déficit que súperavit, en términos económicos, pero también en aspectos sociales, como también un intento histórico que llegó a algo más de 8 millones de votos por un candidato alternativo para arrebatar de las manos tradicionales el control político de todos los asuntos más pertinentes a los colombianos, debido a que como ya se comentó, han primado sus intereses particulares por encima de nuestros intereses generales.
Bajo esa dualidad de descontentos y fines de este amplio sector de la población cafetera, los pertenecientes a este movimiento salieron a las calles, ha demostrarles a los dirigentes que ellos no son superiores al pueblo, sino por el contrario como diría Gaitán, somos nosotros los superiores a los dirigentes, pues es que ellos deben cumplir con nuestros deseos y modelo de país. Una mareada de personas, con intensivas marchas en todas las grandes ciudades del país, colocaron a la clase política tradicional en un estado de miedo, a tal punto que tuvieron que ceder, logrando como tal, un aumento presupuestal en educación superior pública, colocando senadores alternativos con una excelente hoja de vida, sin anotaciones judiciales, ni cargos en contra por corrupción, logrando estar cerca de la consulta anticorrupción sin tener los presupuestos ni los medios de comunicación que tenían los gestores del no, gestando mediante manifestaciones pacíficas la investigación de funcionarios corruptos y su posterior aprehensión, además de que los senadores escogidos elaboran debates en el senado y cámara de representantes sobre control político, poniendo en debate nacional temas de extrema relevancia para nuestra subsistencia y dignidad humana, como los recientes señalamientos al tema Odebrecht, el grupo Aval y el fiscal general de la Nación, al paramilitarismo, el abandono estatal y otros puntos neurálgicos para nuestra amada nación.
Por consiguiente y como logro más relevante, el pueblo se ha sacudido del dominio absoluto de las estructuras corruptas del Estado y ha colocado una gran piedra fundadora de nuevos movimientos y alternativas viables de renovación política, de gestión y de veeduría de los recursos públicos y su correcta distribución, pero aunque los avances son significativos, la lucha sigue, no hay que desfallecer.
