El futuro siempre es impredecible, pero muchas veces debemos dar una mirada al pasado para entender lo que nos espera. Desde la antigüedad, la sociedad está condenada a repetir la historia. Recordaremos los acuerdos de Bretton Woods en julio de 1944.
En el complejo hotelero de Bretton Woods (Nueva Hampshire, Estados Unidos), entre el 1 y el 22 de julio de 1944, se estableció el actual orden económico mundial. Los Estados Unidos, con el 50 % de participación en el PIB mundial, se estaban dando cuenta que necesitaban del resto de economías para mantener su posición predominante en el tablero mundial. El proteccionismo iniciado en 1914 amenazaba a la primera potencia mundial; la formula propuesta fue la liberación del mercado mundial, los americanos estaban en posición de ganar más que cualquier otro país del mundo. Para la época había muchas previsiones de que el regreso de la paz traería consigo una depresión como la de los años 1930 debido a que los soldados volverían al trabajo y el fin de la producción bélica. El presidente Franklin D. Roosevelt vio en la creación de un orden mundial posguerra la oportunidad para mantener el lugar privilegiado de la nación.
En la conferencia participaron 44 naciones. la mayoría de las representantes del tercer mundo venían de América latina que para la época estaban dominadas por dictaduras altamente permeables a la influencia de Washington. Colombia estaba representada por el abogado y contador Carlos Lleras Restrepo (presidente 1966-1970). Desde meses anteriores se venían debatiendo dos propuestas: la británica fue elaborada por el economista John Maynard Keynes que proponía la creación de un organismo internacional de compensación que a su vez emitiría una moneda internacional vinculada alas divisas más fuertes y con un cambio fijo a moneda local. La propuesta era la más democrática y viable mientras hacia crecer la demanda mundial y evitaría la deflación, todos los países saldrían ganando, los países deudores y acreedores estarían obligados a mantener una balanza comercial equilibrada. El plan era perfecto, los países más fuertes no podrían imponer sus intereses económicos.
Pero, Estados Unidos poseía el 80 % de las reservas de oro y era un fuerte acreedor; no querían estar obligados a perder su posición predominante. Por lo tanto, se optó por la propuesta del estadounidense por Harry Dexter White: sobre un capital total de 8800 millones de dólares estadounidenses, a Estados Unidos le correspondería una cuota de 2740 millones (equivalente al 31,1 %), al Reino Unido 1300 millones (14,8 %), la Unión Soviética 1200 (13,6 %), China 550 (6,3 %) y Francia 450 (5,1 %), para los cinco primeros. Una vez teniendo el control de las cuotas, para Estados Unidos fue fácil establecer la sede del Fondo monetario internacional y el Banco mundial en su propio territorio; se estableció el dólar como moneda de referencia para los otros países.
La ruptura del sistema se produjo en la guerra de Vietnam, el gobierno imprimía a gusto millones de dólares para financiar la guerra en el exterior. Los europeos empezaron a cambiar los sobrevalorados dólares, por lo tanto, las reservas de Fort Knox se contrajeron. El presidente Richard Nixon impidió la conversión del dólar al oro; esto produjo que las principales potencias abandonaran el patrón oro y la economía pasó a regirse por el dinero por decreto. Desde ese día, el sistema capitalista pasó a ser inviable y el dinero dejo de tener respaldo real.
