Baja la tensión en Colombia con esta justa oxigenación democrática.
Colombia para bien, necesitaba oxigenarse, su futuro era asfixiante y turbio si de nuevo se negase experimentar un autentico cambio.
La votación de don Rodolfo, para nada es despreciable. Hay que reconocer que representa un gran sector de la sociedad Colombiana, que se expreso en las urnas y el nuevo gobierno tendrá que tener cuenta sus aspiraciones, sus anhelos y sus sueños de un mejor país.
No es hora de recriminaciones y de odios. Llegó la hora de unir a todos los colombianos bajo un solo proyecto de país. Gustavo Petro tiene esa oportunidad de oro.
No voy a caer en la ingenuidad de pensar que la extrema derecha se va a comportar como monjitas de la caridad o asumir el papel de la Madre Teresa de Calcuta y entrar en la política del amor dejándose seducir.
De parte de ellos como lo hubo en la alcaldía de Bogotá de Petro, habrá una férrea y proterva oposición. No nos hagamos ilusiones, ni ingenuamente pensemos en el sexo de los ángeles.
La cosa será muy dura. Petro se posesiona el 7 de Agosto y arranca la campaña 2026-2030, con su chacho Miguel Uribe Turbay. ¡No nos equivoquemos!
Aspiramos que en esta etapa de cambio, los medios de comunicación evidentemente parcializados realicen un papel objetivo frente a esta nueva realidad, ojala, alejados de la mezquindad, el oprobio y la estigmatización.
Necesitamos unos medios coherentes, llenos de profesionalismo. Aunque los medios son un contra poder y no se debe pretender que sean un comité de aplausos o caja de resonancia del nuevo gobierno, si debemos exigir un comportamiento objetivo y justo.
Bye bye a los Zapateiros. El generalato guerrerista no cabe en esta nueva realidad. Necesitamos un ejército cuya consigna sea la paz y la reconciliación y nadie mejor que el general "Mono Mejía".
Mejía, aquel general que venia dispuesto, a aplicar los acuerdos de paz y que hoy cumple un papel diplomático en Australia, lo necesitamos hoy en cabeza del ejercito Colombiano.
No voy a cambiar mi postura, sobre las dudas que sigo manteniendo frente al comportamiento de la Registraduría, pero esta vez, forzada por las circunstancias y las evidencias que se mostraron en publico, tuvo que cumplir un papel decoroso. Hay que reconocerlo en esta segunda vuelta.
Triste el papel jugado por Sergio Fajardo, al elegir de nuevo el voto en blanco y negarse a apoyar oportunamente este proyecto de cambio.
Fajardo no supo interpretar el fenómeno político que es Gustavo Petro y prefirió atender primero sus rencores personales hacia él, igual que Jorge Enrique Robledo.
