Durante algunas semanas de la última campaña a la Alcaldía de Bogotá, Carlos Fernando Galán había tomado la delantera en las encuestas. El candidato del movimiento Bogotá para la gente, quien además respaldó a Peñalosa en la campaña del 2015, le había sacado ventaja a Claudia López, y por esos días, parecía que la suerte estaba echada para la actual alcaldesa, Galán sería el próximo alcalde. Si bien inicialmente todos los candidatos excepto Hollman Morris, quien jamás tuvo la más mínima opción de llegar al Palacio de Liévano, estaban de acuerdo con la construcción de la troncal de la avenida 68, la alcaldesa decidió cambiar de opinión y se comprometió a no continuar con este proyecto, bien sea por cálculos electorales, por convicción genuina o por presiones al interior de su coalición política.
La propuesta defendida por Claudia López era sencilla: no se haría TransMilenio por la 68 ni se haría TransMilenio por la séptima, puesto que según la actual alcaldesa, imperaba la necesidad de superar el fracasado modelo TransMilenio y la mejor manera de lograrlo era apostándole a la construcción de la primera línea del metro, su prolongación hasta Suba y Engativá y a estructurar los proyectos regiotram del norte, del occidente y del sur. Por esos días vimos a Claudia López, en compañía de militantes del Polo Democrático Alternativo, recorriendo el tramo suroccidental de la avenida 68, comprometiéndose con vecinos y comerciantes del sector a no adjudicar la troncal, insistiendo en su inconveniencia y promocionando su nuevo modelo de movilidad para Bogotá.
Pues bien, la luna de miel duró poco, el 24 de enero del 2020, Claudia López adjudicó la construcción de TransMilenio por la 68, cuya licitación fue abierta durante los últimos días de la pesadilla conocida como la segunda alcaldía de Enrique Peñalosa, exactamente el primero de noviembre, solamente cuatro días después de la derrota de sus candidatos. Ese mismo día, la alcaldesa publicó un video, en el que explicaba a los ciudadanos, las razones por las cuales debía continuar con la adjudicación de la troncal en contra de su voluntad, señalando como principales responsables al gobierno nacional y al saliente gobierno distrital por haber abierto la licitación. Sin embargo, sectores del petrismo e incluso del Polo Democrático, partido de gobierno de esta alcaldía, han reiterado su rechazo a esta decisión y han contradicho la tesis de la alcaldesa llegando en su momento a solicitar la suspensión de la licitación.
La troncal de la avenida 68 tendrá un costo de 3.2 billones de pesos, el distrito deberá hacerse responsable de pagar 770.000 millones y la nación pondrá los restantes 2.5 billones de pesos, tendrá una extensión de 17 kilómetros y 21 estaciones. A riesgo de contradecir a nuestra muy popular alcaldesa, no veo cómo construir la troncal más larga de la ciudad es un paso a favor de la superación de TransMilenio, tampoco veo cómo presionar a familias y comerciantes del tramo suroccidental de la 68, con amenazas de expropiaciones administrativas o con ofertas económicas por sus predios muy por debajo de su valor en medio de una pandemia, va en sincronía con los postulados de cuidado y equidad de su programa de gobierno. Este tema no es un incumplimiento menor.
