Ciencia y tecnología: las otras cenicientas en Gobierno del cambio

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Colombia lleva 213 años de independencia del imperio español y es importante recordar el papel de la ciencia en aquella época, por ejemplo; fue José Celestino Mutis el encargado de la Real Expedición Botánica de la Nueva Granada (Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela) que tuvo como objetivo conocer, clasificar y documentar la riqueza de la biodiversidad neogranadina. Dichos conocimientos fueron elementales para que los próceres de la independencia como José Francisco Caldas entendieran que las riquezas naturales de este territorio no debían estar al servicio de extranjeros, sino al servicio de todo el pueblo colombiano (neogranadino).

De lo anterior es importante entender que el conocimiento científico fue base fundamental para lograr la independencia de Colombia y el inicio de un país libre y soberano. En términos generales durante algunas décadas siguientes a la independencia el papel de la ciencia y tecnología fue crucial para el desarrollo económico, industrial y social del país.

Si hoy existen naciones reconocidas como las más desarrolladas y del primer mundo, es porque su avance científico y tecnológico permite brindarles a sus ciudadanos una mejor calidad de vida, son los primeros en tener vacunas contra enfermedades mortales, tener los más avanzados equipos en diversidad de tecnologías, y obtener el mayor número de reconocimientos por sus investigaciones.

Hoy en Colombia marchamos hacia atrás frente a C&T porque desafortunadamente el gobierno nacional aplica la tesis neoliberal de “hacer más con menos” siguiendo la fórmula de anteriores gobiernos y siendo mezquino en el presupuesto para esta cartera ministerial que quedó de penúltimo lugar con apenas 399.000 millones de pesos en términos redondos (Figura 1), teniendo una reducción del 8%, y si consideramos la inflación el recorte es del 25% en términos reales frente a lo asignado en el año 2022.

Moises Wasserman² en su columna del Tiempo indica que la justificación del gobierno nacional es una falacia cuando menciona que hay mayores recursos provenientes del sector privado y regalías. Lo anterior no es cierto si se quiere desarrollo de C&T y verdaderos avances científicos a largo plazo, esta afirmación gubernamental solo muestra una operación contable para aparentar mayor inversión, sin un efecto real en el sistema.

Colombia en el 2019 se integró al club de los “países ricos” llamada la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) haciendo malabares contó hasta el último ladrillo de cada laboratorio para demostrar las “grandes” inversiones públicas en C&T, pero según los datos más recientes de la OCDE indica que Colombia es penúltimo dentro del club por su apenas 0.3% del gasto público en investigación y Desarrollo, cuando el promedio de la OCDE es del 2.7% Figura 2.

De acuerdo con Torres³ otros países de la OCDE como Reino Unido tiene como propósito descubrir los secretos del universo, desarrollando tecnologías avanzadas para resolver desafíos del mundo real, mientras que en Colombia no se encuentra información pública sobre el propósito de la ciencia en el país.

La condena de Colombia: de espaldas a la ciencia y la innovación

Wasserman⁴ presenta otro claro ejemplo como es el Instituto Técnico de Massachusetts (MIT), una de las universidades estadounidenses líderes en investigación científica, con 12.000 estudiantes y 1.000 profesores, contó para el 2022 con un presupuesto de 3.100 millones de dólares. Eso equivale a 55 veces el presupuesto asignado para Colombia.

En las páginas 21 y 23 del Plan de Gobierno de Gustavo Petro⁶ en medio de la campaña presidencial del 2022 asegura que el MinCiencias será la cabeza principal del desarrollo científico y tecnológico y que contará con un financiamento robusto. Sin embargo, a lo largo de ya casi 2 años de su gobernanza y como se ha demostrado en este artículo; el presupuesto ha disminuido y no existe una política seria a largo plazo que cumpla en materia de ciencia y tecnología.

¿Cómo es posible afrontar el cambio climático, la desnutrición, la soberania alimentaria, la deforestación y muchos otros problemas complejos que por ende responden a soluciones laboriosas sin invertir en C&T?

Con base en lo anterior es importante que diferentes personas académicas, científicas e instituciones hayan rechazado el paupérrimo presupuesto del gobierno nacional. Por ejemplo, el pasado 29 de Octubre la científica Clemente Forero⁷ renunció a su cargo en MinCiencias porque tuvo diferencias en la manera como se asignó el presupuesto en dicho ministerio. Además, Lucy Delgado⁸, miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales afirmó el 1 de noviembre que 19.761 investigadores no tendrán financiación en sus proyectos de investigación para 2024 debido al recorte presupuestal. Y el pasado 7 de noviembre el Consejo Académico⁹ de la Universidad Industrial de Santander (UIS) exhortó en un comunicado a la rama ejecutiva y legislativa para revisar la asignación presupuestal en Minciencias advirtiendo que la investigación ha soportado una desfinanciación estructural por décadas.

Hace 200 años el General Francisco de Paula Santander comprendió como se mencionó al inicio de este artículo, que la riqueza natural de nuestra geografía debía beneficiar a los intereses de la sociedad colombiana y no a intereses extranjeros; por lo que realizó la más profunda reforma educativa, creó la misión Zea, fundó la Academia Nacional Colombiana en 1826 y la Academia Nacional de la Nueva Granada en 1833. Todo lo anterior con el firme propósito de colocar en la vanguardia educativa y científica al nuevo territorio soberano.

Con ese mismo propósito es importante que toda la sociedad colombiana, a organizarnos de manera democrática y decidida para que exigirle al gobierno nacional la voluntad política de acabar con la desfinanciación estructural de la Ciencia y Tecnología, y se den pasos firmes y saltos cualitativos en materia de investigación que enorgullezca a la sociedad colombiana y que no nos condene a ser un país subdesarrollado.