No hay claridad en el tipo de relación que hay entre Pastrana y Uribe. Parecen compartir un deseo, una pasión, una lucha en la que no hay tiempo que perder. Le madrugaron a los demás y hoy se encuentran preparando la fórmula del éxito para el 2018.
Uribe ha ido de frente y en recientes apariciones internacionales explica cómo el modelo de desarrollo económico y social en Colombia va en declive con la implementación de los acuerdos que conllevan al proceso de paz. Precisamente el 21 de junio, en Madrid, Uribe se preguntaba: “¿cuál es la diferencia entre lo que ha hecho FARC en Colombia, lo que hacen en Venezuela y el nazismo?” Y entre líneas explicó que si su candidato no gana las elecciones del 2018 el marxismo-lenilismo se tomará el poder y Colombia será una segunda Venezuela.
Andrés Pastrana ha hecho lo suyo, lanza sus frases aquí y allá, pero sin la resonancia que tiene su, ahora, socio. Quizás aún le quedan contactos, su opinión moverá algunas fibras del partido Conservador. Su padre, Misael, fue presidente en el 1970, él lo fue en 1998 y su gestión ayudó a que Uribe llegara al poder en el 2002. Quizás Uribe piense que esta vez también puede ayudarle. Pero la verdad es que este aliado solo diluye las pretensiones del Uribismo. Lo que no tiene sentido es que Pastrana es como una especie de lastre desde el punto de vista político.
La alianza con Pastrana refuerza uno de los principales defectos de Uribe: Es un demagogo. La demagogia es un término del griego antiguo que proviene de dos vocablos griegos: δῆμος dēmos, que significa pueblo y ἄγειν agein, demagogia puede significar: el arte, la estrategia o el poder para conducir al pueblo. Si bien el termino en sus inicios no fue de carácter negativo. Hoy si lo es. En Aristóteles la demagogia es la corrupción de la democracia. En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua: Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Iván Duque quien forma parte del Centro Democrático manifiesta “Los demagogos en política pretenden comer carne y tomar leche de la misma vaca. Su dialéctica es inconsistente y los objetivos que plantean tienen efectos negativos para el país y su desarrollo.”[1]
La demagogia es una estrategia que busca conseguir el poder político apelando a los prejuicios, la ignorancia, las emociones, los miedos y la esperanza del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el manejo de falacias, la retórica, la desinformación, induciendo dudas, tácticas de despiste (Desviar la discusión desde un punto delicado para el demagogo hacia algún tema que domine o donde presente alguna ventaja con respecto a su oponente o contrincante. No se responde directamente a las preguntas ni a los desafíos), estadísticas fuera de contexto, demonización del diferente, propaganda política y adoctrinamiento, entre otros aspectos.
Es importante aclarar que el discurso para llegar al poder de los partidarios de Uribe y su Centro Democrático tiene su base ideológica en sembrar la desconfianza en los acuerdos con las FARC. A toda costa quieren capitalizar los votos del No en el plebiscito de octubre de 2016, creen que fue su triunfo. Se han puesto en la tarea política de enseñarles a los colombianos que el proceso de paz es solo un ardid para entregarle el país a “narcoterroristas”. No tienen otra propuesta.
[1] http://www.alvarouribevelez.com.co/es/content/el-gen-demagogico
