Los acordes del himno de Santander encajan bastante bien en la labor y admirable desempeño que este departamento tuvo irrevocablemente en la independencia de la Nueva Granada. Bravos santandereanos, audaces de altiva breña, verracos, fueron partícipes destacados en la ruta libertadora que abolió el sometimiento del dominio español. Tierra de héroes y heroínas que derramaron sangre de libertad. No hay mejor forma de retribuir a tan loable sacrificio, que no sea volviendo a ser víctimas de la imposición arbitraria de pensamiento e ideas erradas. No en vano sacrificaron sus vidas próceres y campesinos de la época, para despejarnos el camino y traer consigo libertad.
La política colombiana merece un nuevo aire, viento de esperanza; camino de trabajo y sacrificio que se traduzca en los cambios que anhelamos. Las épocas de lucha pasaron, hay una necesidad urgente de hacer cosas nuevas. Dejemos de contagiarnos de la mezquindad, acomodo y acciones mediocres de los mismos de siempre.
En los últimos cuatro años, Bucaramanga no ha dejado de ser noticia, si bien la razón tiene nombre y apellido, Rodolfo Hernández Suarez, el ingeniero, quien desde 2016 hasta hace dos días se desempeñó de forma destacada como alcalde de la ciudad, y donde desde el primer momento la mafia política no hizo más que obstaculizarle el buen andar.
Rodolfo Hernández lleva en la sangre el ímpetu de su ascendencia, virtud de la que carecen muchos otros, quienes solo buscan el beneficio propio, vendiéndose, y aun peor, defendiéndose como almas puritanas, cuando sus cartas de presentación están plagadas de enmendaduras y carecen de coherencia por la inconsecuencia de su discurso.
Hace un buen tiempo que Bucaramanga no tenía la oportunidad de ser dirigida por alguien apasionado, visionario y pulcro en su actuar; pero también temperamental, acelerado, obstinado y con uno que otro comentario inoportuno, aún así Hernández muestra con tranquilidad un pasado enfocado en su desarrollo como buen profesional del rubro constructor, y ahora como el alcalde que pugnó incansablemente en contra del peor cáncer social, la corrupción y sus artífices.
Hace bien Hernández en recordarle a los santandereanos quiénes son la jauría de bandidos que quieren llegar a hacer y deshacer lo que él con las uñas logró restaurar (en escasos cuatro años), que a mi parecer ha sido mucho, porque cambiarle el chip a una sociedad e instaurar sensatez y mentalidad de cambio no es tarea fácil, y menos con el tradicionalismo político que siempre ha estado “gobernando” a nuestros departamentos.
Experto en dar cachetadas, pero a la corrupción también le dio su buen coscorrón. Vamos a ver si al próximo alcalde la Procuraduría también le va a montar la perseguidera cuando conviertan nuevamente el presupuesto municipal en un sacadero personal y otras triquiñuelas más.
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Hago parte de una nueva juventud que no quiere escuchar más mentiras, una generación que quiere ser participe con voz y voto de proyectos transformadores, que se niega a aceptar seguir siendo parte de un circo que siempre presenta la misma función. Como santandereana quiero a alguien que me represente, que sean sus cualidades humanas, acompañadas de sacrificio, experiencia y éxito las que hablen por sí solas, como las del candidato a la alcaldía de Bucaramanga por el movimiento independiente Ciudadanos libres, Juan Carlos Cárdenas Rey, ingeniero civil UIS, de trayectoria prolija en lo laboral, personal y familiar. Su carta de presentación, sus 30 años de desarrollo profesional, en planeación, ejecución y liderazgo de procesos de alto impacto que le apuestan a la tecnología, inversión social y emprendimiento. Cárdenas es un líder exponencial de actitudes altruistas dispuesto a asumir el reto de una política justa y digna enfocada en el servicio.
Siguiendo el modelo transformador de la lógica, ética y estética, Cárdenas le apuesta a otros tres pilares fundamentales, la transparencia, dignidad y compromiso con todos los ciudadanos.
Santandereanos, sí hay de donde escoger.
