Botero en el Museo Nacional, un vistazo a sus primeras obras

Botero en el Museo Nacional, un vistazo a sus primeras obras

Como conmemoración de los 70 años del inicio de su producción artística, la institución armó esta muestra que estará disponible hasta el 28 de octubre

Por: Juan Camilo Ospina Deaza y Valeria Sánchez Prieto
octubre 11, 2018
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Botero en el Museo Nacional, un vistazo a sus primeras obras
Foto: museonacional.gov.co

La exposición El joven maestro. Botero, obra temprana (1948-1963) forma parte del programa Homenajes Nacionales del Museo Nacional de Colombia. Este se caracteriza por presentar no solo una exposición en la que se reconoce el legado de un destacado artista colombiano, sino que también se realizan charlas académicas dictadas por especialistas en arte. Este año se destacó la vida y obra de Fernando Botero, pintor, escultor y dibujante colombiano, nacido en la ciudad de Medellín el 19 de abril de 1932. “Es interesante este espacio porque es la primera vez que se va a revisar la obra de Botero desde una plataforma académica, la exposición pretende más que corroborar esa idea que se tiene de un fenómeno comercial que pinta gordas, [se pretende reconocerlo] como un pintor durísimo, vanguardista y revolucionario” afirmó el curador de la exposición.

Tuvimos la oportunidad de conversar con Christian Padilla Peñuela, máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte de la Universidad de Barcelona y, curador de la exposición “El joven maestro. Botero, obra temprana (1948-1963)”. Él nos compartió su punto de vista con respecto a la exposición que estará abierta al público desde el 4 de agosto hasta el 28 de octubre de 2018. Padilla Peñuela destaca que ésta “es una exposición que presenta algo que no se había visto y es como Botero llega a convertirse en el artista máximo colombiano, todo en su juventud entre los 16 años y los 31 años. Mostramos todo lo contrario que se cree que es Botero, estamos hablando de un tipo inquieto, supremamente curioso, un tipo vanguardista, un tipo que está mirando lo último que está ocurriendo en el arte contemporáneo. (…) Entonces lo que la exposición va a mostrar es todo el proceso de cómo Botero se convierte en el máximo artista colombiano, esa es la exposición”.

Esta es una exposición que no se había presentado antes en Colombia, no se trata de apreciar sus obras solamente, sino que, además, es una gran oportunidad para conocer sobre su proceso de formación y consolidación como artista. Por este motivo, “La exposición está dividida en tres capítulos, así como el catálogo, en el catálogo tenemos tres episodios. El primero son sus años de formación entre Colombia y Europa en los años 49 al 54, en el año 55 llega a Colombia. A partir de esto planteamos el segundo capítulo del año 55 al año 57 en el que se presenta su estadía en Colombia y su viaje a México, en el que Botero empieza a consolidar el tema del volumen. El tercer periodo consiste en su estancia en Nueva York, la aparición de nuevas influencias, la aparición de un lenguaje consagrado y la consolidación de un estilo ya en Colombia”.

En este sentido, gracias a las experiencias que Botero ha tenido a través de los años, el artista ha ido configurando un estilo propio, el cual se refleja en cada una de sus obras. Así pues, como menciona Padilla Peñuela, Botero encuentra su estilo a partir de distintas influencias que van desde lo local, la aparición de sus primeras imágenes en Medellín, hasta lo internacional, en la medida que en su obra aparece la repercusión del arte moderno de artistas europeos. “Cada uno de estos episodios muestran diferentes influencias que permean la obra de Botero y cómo él va fusionando. Es como una esponja que toma el pasado y toma el presente, toma la vanguardia y al mismo tiempo toma autores antiguos y los va mezclando todos. A mí me parece que eso requiere algo de genio, el saber relacionar qué se distancia de él 500 años hacia atrás y cosas que apuntan hacia el futuro, como en las capitales artísticas del mundo. Saber fusionar todo eso para crear un lenguaje propio es una muestra de genialidad”.

¿Qué significa ser artista en Colombia? ¿Cuáles son las condiciones que tiene que afrontar un artista para lograr el éxito? Ser un artista no es tarea fácil, menos si se está en un contexto en el que no se cuenta con los recursos necesarios para cumplir con las obligaciones requeridas. Contrario a lo que algunos espectadores suelen creen, la trayectoria del joven Botero nos muestra las dificultades que el artista tuvo que superar. A razón de esto, el curador menciona cómo a él le llama la atención “como por las generaciones actuales [Botero] es visto como un artista que siempre fue millonario y realmente es todo lo contrario. Es un artista que tiene una precariedad económica tremenda en distintos periodos, que no tiene dinero ni para comprar pintura en algunos periodos y, que le toca trabajar en otros oficios para ganar dinero. A Botero le toca trabajar como ilustrador de revistas, como profesor, bueno, realizar distintos oficios para poder vivir de lo que le interesa”.

En medio de las no tan buenas repercusiones que el artista tenía en la prensa, debido los obstáculos por adquirir el conocimiento y las herramientas necesarias para desempeñarse como artista, el curador reconoce que, aún así, “Botero sabía sabiamente escuchar ciertas críticas y con terquedad también se iba en contra de otras críticas y al final de la exposición del año 63 todavía ni siquiera es un artista millonario, es un artista con un talento sólido que se ve tiene futuro. Pero la consolidación de Botero como un artista reconocido globalmente es hasta el 68, entonces la exposición se acaba en un punto donde consolida su estilo, pero todavía no se ha convertido en el artista colombiano más importante de todos los tiempos, está en camino para eso”.

Botero se caracteriza por su tenacidad y ambición, es un artista que siempre lucha con la idea romper fronteras, de aparecer en un lugar donde no se comprende qué es el arte. “Así, por ejemplo, un primer episodio, es salir de Medellín en los años 40 donde no hay museos, donde no hay una gran actividad cultural, donde los grandes artistas son unos artistas que están asumiendo la influencia de otros países. Luego, una de las primeras rupturas es salir a Bogotá, porque se cree que Bogotá sí era esa gran capital artística y, llega a Bogotá y, resulta que tampoco es la gran Atenas suramericana que tanto se creía, sino que es una ciudad que tiene un par de galerías y un par de museos, entonces es así cuando él rompe otra vez y dice ‘toca ir a Europa’”.

Fernando Botero tiene un increíble reconocimiento a nivel internacional igualmente. Tiene exposiciones públicas en más de 25 países alrededor del mundo. Entre ellos, Venezuela, Alemania, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Singapur. Sobre la recepción que ha tenido Botero a nivel mundial el curador menciona que “Botero es un artista tremendamente disciplinado, primero que todo es [difícil encontrar] sin duda, el artista colombiano que tenga una producción de obras tan enorme como la que él tiene. La repercusión que Botero ha generado globalmente se debe a una cuestión de terquedad y disciplina y, además a su longevidad, porque si hubiera sido un artista que muriera tempranamente pues la repercusión de él habría sido posterior o hubiera tenido menos obras. La exposición de hecho está celebrando los 70 años de la producción artística de él, una persona que ha generado un proceso tan disciplinado, tan coherente, pues obviamente llega a unas repercusiones globales como las que él ha logrado”.

Todo arte es político, la obra de Botero es política en la medida que habla de su propio contexto, situación que ocurre con todos los artistas. El curador hace referencia a una de las primeras obras del artista llamada Frente al mar, la cual Botero no realizó con la intención de hacer una denuncia política, sino que él se encargó de pintar lo que estaba viendo en un momento determinado. Se trata de “un personaje que están torturando por su circunstancia ideológica, por ser liberal o por ser conservador, en este caso lo están llevando con un palo para torturarlo y esa obra en sí misma está hablando del ambiente social y político de un momento y, hace que la obra esté circunscrita dentro de un contexto político muy particular, que es el de la violencia bipartidista del gobierno de Laureano Gómez”.

Asimismo, Padilla Peñuela señala que “Botero también puede ser político, por ejemplo, cuando habla con ironía de la curia, cuando habla con ironía de los obispos. Me parece que esa también es una posición política, poetizada y trabajada de una manera lírica, pero él está hablando precisamente del conservadurismo y de lo pacato de la sociedad paisa. Hay obras posteriores, de los años 70 o de finales de los 60, en los que él está hablando por ejemplo de los militares o de los presidentes, donde lo hace también con gran ironía porque lo está haciendo en el contexto de las dictaduras de América Latina. Más adelante van a haber obras que serán mucho más puntuales con el tema político, “la violencia en Colombia”, que también la tiene acá el museo en el tercer piso, temas en los cuales él también quiere poner su posición frente a una circunstancia”.

Teniendo en cuenta tanto las desventajas como las oportunidades que el joven Botero ha tenido a lo largo de su trayectoria de vida, desde su primer acercamiento al mundo del arte hasta la actualidad, siendo un importante artista colombiano, el curador concluyó dando su opinión frente a los retos que tienen los jóvenes artistas hoy en día en Colombia. “Bueno yo creo que las carreras que tienen que ver con las artes son carreras donde uno no termina nunca su formación porque son, tal vez, en las que uno más se desactualiza. Todo el tiempo están apareciendo nuevos artistas, nuevas corrientes, entonces las carreras que son afines a las artes tienen una maravilla y es que le exigen estudiar todo el tiempo y además viajar. Uno no puede hablar de la historia del arte sin conocer la historia del arte”.

Por esta razón, Padilla Peñuela recomienda, así como él lo hizo apenas salió de la universidad, estudiar por fuera, conocer todos los museos posibles, ir a las galerías, estar pendientes de lo que está pasando en el mundo del arte no solo a través de los medios de comunicación, sino ir a ver las distintas manifestaciones que están ocurriendo en el mundo. “Lo mismo que le pasaba a Botero, uno no puede tener la misma comprensión a partir de cartillas o libros sobre historia del arte, que el poder conocer los lugares y su contexto, entonces yo creo que siempre el obstáculo que va a haber en Colombia con respecto al arte son las fronteras. Yo creo que lo primero es pensarse internacional y conocer el mundo por completo”.

Esta es una invitación para ir a conocer de primera mano las primeras obras de Botero, para conocer y profundizar en el arte nacional. Así que, no se pierdan la exposición El joven maestro. Botero, obra temprana (1948-1963) en el Museo Nacional de Colombia.

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