Muchos despistados y gente que anda ocupada todo el día creen que lo mejor para comprar las boletas de su grupo favorito es la Red Internacional de Scalppers, mejor conocido como Ticketbitz. Esta asociación de revendedores mundiales que llevan rato en el mercado tienen operaciones en muchos países y pagan millones por SEO con el fin de aparecer primero en las búsquedas de Google. Esa plata que invierten no se malgasta: Tickebitz se ha convertido en todo un karma para sus usuarios de conciertos y partidos de fútbol hasta el punto que son capaces de cobrar hasta 400% más por sus servicios.
Hace poco, en la final de la Copa Libertadores que jugó Nacional contra Independiente del Valle, las boletas más baratas costaban 68 mil pesos. Tickebitz no tuvo reparos en cobrar 1 millón de pesos por el favor. El pasado 10 de marzo cuando los Rolling Stones se tomaron Bogotá las boletas de 170 mil quedaron en 3 millones de pesos. Cuando creíamos que lo habíamos visto todo nos aprestamos a entrar, con Tickebitz, a la tercera dimensión: una boleta de Platino para ver a Metallica distribuidas por Move Concerts en sitios como Cine Colombia cuesta 380 mil. 19 millones están cobrando estos especuladores por hacer la vuelta. Ya hay gente que está empezando a desembolsar sin preguntar demasiado.
Ver: “Así los tuviera, yo no pagaría $5’000.000 para ver a Atlético Nacional”
Lo peor es que contra esta red mundial de estafadores no se puede hacer mucho. En Colombia la reventa no está penalizada y estos muchachos ni siquiera están en el país, operan desde afuera de todos los países, desde alguna oscura región de la red y desde allí se pasan por la faja la ley.
Ya compré mis dos boletas Platino en 740 mil pesos directamente en la taquilla de Cine Colombia. Más sencillo no se puede. Los especuladores tacharán mi nombre de la larga lista de inocentes que cada vez que pueden, estafan.
