Bogotá me cambió un iPhone por un tocadiscos

Bogotá me cambió un iPhone por un tocadiscos

En las calles del centro, regados en las aceras o en locales ochenteros, se esconden los discos de vinilo que Steve Jobs no pudo matar

Por:
marzo 31, 2016
Bogotá me cambió un iPhone por un tocadiscos

Deprimido, hacía por enésima vez en un año un trasteo en Bogotá. Después de subir la última maleta Julián Ordoñez, el señor del camión, me invitó un cigarrillo. Mientras fumábamos me contó que era de Valledupar y que, cuando su tienda de antigüedades de Galerías se lo permitía, aprovechaba y le daba uso al camión que recién había comprado.

En un trancón eterno, empecé a buscar mi iPhone. A los 15 minutos entendí que lo había perdido. Ahora tenía que vivir en esos 30 metros cuadrados sin el consuelo de la música.  Le pregunté, si entre sus cosas viejas, no tenía un tornamesa.

-Ahora, justamente, me ha llegado un Toshiba de los setenta. Está sucio pero le sirve hasta la casetera. Te lo dejo en 150 lucas y te encimo diez discos.

Con la ilusión de un niño en navidad esperé pacientemente el trancón y el poner, como fuera, las cuatro cosas que tenía en mi nueva ratonera. Una vez terminamos le dije que me llevara a ver la joyita. En la calle 53 con 17, en una esquina, estaba el lugar. Afuera no estaba ni el nombre pero Julián se sentía orgulloso del sitio. Adentro, olía a aceite quemado y si el vallenato que sonaba en uno de los equipos regados en el piso de porcelana rota y cochambrosa se callara por un momento uno podría escuchar el suave ronronear de los ratones mordisqueando las torres de periódicos viejos que se elevaban hasta un techo de madera. Definitivamente no estaba en El precio de la historia.

El Toshiba estaba bien. El disco de Felipe Pirela me hizo acordar del fantasma de las borracheras pasadas. Entre una nube de polvo revisé las caratulas que pude y sin importar si fuera Kenny G o Frank Purcell, metí diez en una bolsa en medio de la tos de mi asma.

Esa noche, en mi apartamento helado, fui por primera vez feliz en Bogotá. No me importó escuchar a Judy Garland cantando en la banda sonora del Mago de Oz. No pude dormir, imaginando la caminata en la mañana pensar que al otro día caminaría por la séptima viendo un hueco para comprar discos viejos. La última vez que había comprado un acetato fue cuando los Hombres G sacaron Agitar antes de usar.

Desayuné un café y una almohabana y caminé hasta la calle 22. Entré a Vértigo, el lugar que desde los años 90 administra Orlando Ramos y que se ha especializado en conseguir los discos más raros del país. Mi presupuesto, exiguo, me dio para comprar Dirty Work, el disco que grabaron los Rolling Stones cuando, en medio de una pelea, la dupla Jagger-Richards le delegó la responsabilidad al carismático pero poco inspirado Ron Wood. El resultado fue muy parecido al nombre del álbum. 100 mil lucas me costó. Con todas las culpas azotándome cómo demonios seguí caminando hasta la 19, bajé un poco y me encontré una fila de discos recostada sobre una pared a punto de caerse. Ahí estaba Bad de Michael Jackson, un concierto de Supertramp en París, y un disco de Joe Arroyo de cuyo nombre no puedo acordarme. Ninguno de ellos escogí. Obnubilado por haber leído Who i am, la autobiografía de Pete Townshed, escogí la banda sonora de la ópera Tommy. Don Gustavo Cifuentes, quien parcha en ese lugar hace 15 años, me cobró 20 mil pesos por este disco doble. Por otros diez mil me encimó uno de éxitos de la Sonora Ponceña.

Desde esa época voy al Mercado de las pulgas, a Cosmos en la Calle 17 con 8, a los Beatles en pleno centro y ya no me duele tanto dar 85 lucas por Dark side of the moon, que lo pregunté nuevo en el centro comercial de la Avenida Chile y me salía en 250 mil pesos.

No tengo un oído prodigioso pero creo que tener el objeto, sacarlo de esas carátulas fabulosas, ponerlo a girar en un tornamesa, escuchar la lluvia y la guitarra de Richards lamentándose en Moonlight Mile, convierten la música en un rito y gracias a eso ya no paso frío y Galerías ha perdido su aire amenazador.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--