El premio nobel de Paz, será una distinción que su oponente (a quien elijo no mencionar), jamás alcanzará. Cuatro títulos honoris causa, y el acuerdo de paz que dio por terminado el conflicto interno más largo en la historia del mundo, lo convierten en el gobernante más relevante de los últimos años en Colombia. Por el contrario, los falsos positivos, escándalos de corrupción, una larga lista de investigaciones y dudosas relaciones, ponen a su
oponente en la vereda contraria.
No voté por Santos, al menos no en primera vuelta (lo hice en segunda, porque el otro candidato, era quien escogió su oponente); pero debo reconocer que puso de moda a Colombia en el plano internacional; dejando buenas
relaciones con la mayoría de países.
Gobernó sin conflictos entre poderes, sin asperezas con la Corte Suprema de Justicia, Corte Constitucional, Consejo de Estado y con un congreso que, en general avanzó en la misma dirección de sus políticas. Esto, además lo logró en medio de la crisis petrolera, fenómenos del niño y la niña, la avalancha de Mocoa, paros camionero y agrario, y una oposición irracional y patrañera que embistió contra la JEP, el acuerdo de paz, la ley de restitución
de tierras, y también habiendo heredado todos los escándalos de corrupción de su antecesor y el fiasco de Hidrohituango.
Santos dejó un país con miles de muertos menos gracias al acuerdo de paz, kilómetros de nuevas vías (4G), aumento de la seguridad vial sin precedentes en el país. Terminales portuarios como el de Buenaventura,
mejorados y modernización de aeropuertos. Cobertura universal en salud, disminución del desempleo real y aumento de la cobertura en educación básica primaria. Incremento en la cobertura de gas natural, y varios acuerdos de cooperación internacional, se reglamentó la protección de 30 páramos y se impulsaron programas de incorporación económica y productiva a comunidades indígenas.
La creación del programa Beps para jubilar con el 85 % del salario mínimo a quienes no tengan derecho a la pensión. Cobertura en agua potable para 8 millones de colombianos adicionales y 475.000 casas gratis para los
estratos 1 y 2. Una ley antitrámites, o la ley de regalías que empoderó a los gobernantes locales para ejecutar grandes inversiones.
En su gobierno, los colombianos pudieron viajar a 91 países sin visa. Y el café, nuestro producto nacional, alcanzó máximos históricos de producción. Y aunque no voté por Santos en primera vuelta, desestimar su gestión, tan solo por reconocer los cuestionables logros de su oponente es una necedad, por supuesto, que hubo desaciertos, pero las vidas que se salvaron deberían ser razón suficiente para considerar que su gestión fue cuando menos aceptable.
Las críticas al expresidente, solo demuestran el adoctrinamiento generado por un opositor, quien sigue manipulando el poder en Colombia, y quien, obstinado en el poder, solo busca su propio beneficio.
