La señora Merlano no tiene mayores pergaminos para haber sido congresista. Su único mérito era su belleza, la misma con la que convenció a los veteranos hermanos Gerlein para apoyarla. Ella es el máximo ejemplo del poder que puede tener una bendecida y afortunada. Mientras era congresista se preocupaba más por hacerse trenzas y por verse bella todo el tiempo. Su vanidad era absoluta. En la Casa Blanca, su sede en Barranquilla, habían revólveres, millones de pesos para comprar votos. Incluso había una bañera llena de billetes en el segundo piso de la edificiación, con ese billete se cimentó su carrera. Era joven, bonita, ambiciosa respaldada por una casa política. Una vergüenza.
En un país de machistas como este una de las maneras para que una joven de provincia salga adelante es seducir a un viejito que le pague la carrera, que le compre ropa en Forever 21, que le compre una camioneta y si es posible la ponga a estudiar derecho en alguna universidad. Mientras estudia la joven se tomará selfies en su clase y dirá en su Instagram que es una bendecida y afortunada por tener todo lo que quiere. En ese sentido Aida es la reina de las bendecidas y afortunadas, sin ningún tipo de talento, con un pobre coeficiente intelectual, la señora Merlano llegó al Congreso de la república. Esa elección comprueba de que el sistema democrático colombiano es una vergüenza, ahí llega una persona por lo general de manera corrupta. Hay que ver cuantos políticos colombianos llegan de verdad por sus ideas y no por su imagen o su dinero.
Si, la belleza de Aida es capaz de enloquecer a cualquier octogenario. Los Gerlein cayeron arrodillados ante ella como los hermanitos en Fátima al ver a la virgen. Los convenció con su pelo, su mirada hermosa para apoyarla, no sus ideas, nunca sus ideas. Víctimas de su inmadurez, de su estupidez, de su machismo, cientos de miles de viejitos son triturados por jóvenes ambiciosas que solo quieren una cosa: el poder.
Aida es la reina de las bendecidas y afortunadas, el epítome de las autodenominadas emprendedoras, las responsables de que las mujeres feas y desarregladas les vaya tan mal en un país en donde las mujeres que son bendecidas y afortunadas ascienden más rápido.
