Cuando supieron el destino que corrió su hija a manos de un monstruo, Juvencio Samboní y Anely Muñoz tomaron la decisión de devolverse al campo en el municipio de Bolívar, Cauca de donde nunca debieron haber salido pero sus deseos de una mejor futuro y oportunidades laborales los llevó a la capital.
Aunque Juvencio tenía un buen trabajo, seguir viviendo en el barrio Bosque Calderón el mismo en el que Rafael Uribe Noguera había raptado a su pequeña era un dolor inimaginable del que los Samboní prefirieron huir reconstruyendo lo que les quedaba de vida. A cuatro años de esa fatídica mañana del 4 de diciembre del 2016, la familia sigue muerta en vida.
La Agencia de Periodismo Investigativo (API) ha seguido de cerca el caso. En febrero del presento año contactó a Juvencio Samboní. Sin trabajo, sin casa y sin nada en el bolsillo, intenta hacer más llevadero su día a día encomendándose a Dios. A pesar del juicio que absolvió a los hermanos de Uribe Noguera, Juvencio sigue convencido que intentaron encubrir el crimen de su hija.
Aunque los Uribe Noguera nunca intentaron contactarlo a él o a su familia, Juvencio no los juzga. A pesar que su abogada insistió para demandarlos civilmente, él desistió.
Sin embargo, los Samboní siguen a la espera de un subsidio de vivienda que el Gobierno del expresidente Iván Duque les prometió tras la muerte de Yuliana, pero nunca les llegó. Solo recibieron del anterior Ministerio de Agricultura 30 gallinas, bultos de cemento y 200 ladrillos.
La entrevista de la API a Juvencio Samboni:
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