Aunque la demanda local es de 1,8 millones de sacos, Colombia importa de Perú y Ecuador solo 800.000 sacos de café de baja calidad para su consumo interno. Esta y otras cifras de la Federación de Cafeteros rectifican que el mejor grano del país se exporta y a nosotros nos queda el peor y ni siquiera el propio. De los 14 millones de sacos que se producen al año, 13 millones, un 93%, se exporta.
A pesar de otras cosas no tan buenas, el café es sinónimo y uno de los mayores representantes de Colombia, y las cifras de la misma Federación lo demuestran: por más de un siglo, hasta el 2011, nuestro país se posicionó como el segundo exportador de café en el mundo, puesto que ocupó Vietnam, dejándonos a nosotros entre el tercer y cuarto.
El problema, aunque tal vez sin haberlo planeado, inició cuando la Federación de Cafeteros tomó la decisión de exportar el mejor café y dejar en casa el de menor calidad. La decisión venía acompañada de un subsidio para la compra parta incentivar la demanda; y aunque favoreció el consumo, afectó negativamente la calidad.
A esta altura muchos creíamos no solo que nuestro paladar estaba refinado con el café, también que la mayoría que veíamos en los supermercados eran producidos en el país. Ahí se rompe la mayor creencia: durante 20 años los colombianos tuvieron acceso a un café con perfil de segunda, a pesar de ser buenos productores, como bebedores la situación es completamente diferente.
Vea también: