La diplomacia de Gustavo Petro tocó fondo con Moisés Ninco Daza

La diplomacia de Gustavo Petro tocó fondo con Moisés Ninco Daza

¿Por qué el presidente se empecinó en nombrarlo como embajador?

Por: Juan Felipe Echeverry
febrero 14, 2023
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La diplomacia de Gustavo Petro tocó fondo con Moisés Ninco Daza

Hace un cuatrienio, para desprestigiar al gobierno de Iván Duque, los petristas utilizaron la noticia de que Ernesto Macías del Centro Democrático no había terminado el bachillerato antes de asumir el cargo de senador. A pesar de que todavía se ciernen cuestionamientos sobre la validez de los títulos de Macías (1), lo cierto es que sí terminó su bachillerato por validación ante el ICFES, una alternativa legal para conseguir el título. Y eso no es todo, en 2008, seis años antes de asumir la alta investidura, se graduó como comunicador social de la Universidad Cooperativa de Colombia. Todo lo contrario a Moisés Ninco Daza, posesionado el 10 de febrero de 2023 como embajador de Colombia ante los Estados Unidos de México.

El bachiller ni siquiera tiene un título profesional y ya ocupa un cargo de representación de Colombia a nivel internacional. Los petristas y amigos defensores de Ninco Daza han manifestado, en redes sociales como Twitter, argumentos justificativos del siguiente tenor: "un título de pregrado no demuestra las capacidades de jefe de misión que tiene una persona como Ninco Daza"; "Gabriel García Márquez o Bill Gates nunca se graduaron de la universidad, por eso a Ninco Daza tampoco se le puede exigir título para ejercer como embajador"; "los que se quejan deberían ganar las elecciones y nombrar a quienes les plazca". Pues bien, vamos a analizar cada una de estas falacias de los petristas y amigos defensores de Ninco Daza.

Estamos de acuerdo con que un título profesional no representa las capacidades de una persona y su ausencia no le resta dignidad a una persona. Además, es cierto que la normatividad vigente permite designar a un activista sin carrera diplomática como embajador; al fin y al cabo, todos los gobiernos anteriores a Petro han nombrado más embajadores políticos de su gusto que de carrera. Sin embargo, lo que no permite la norma es que una persona sin título de pregrado como Ninco Daza acceda a esa posición; así es, ese cartón es un requisito de ley (2). ¡Qué cosa con los petristas que les gusta exigir derechos y que la norma se cumpla solo cuando les conviene, pero se rebuscan las excusas para saltarse las normas cuando son ellos los que están en el poder y las mismas les incomodan para ubicar en puestos a sus amigos!

¿La experiencia del bachiller Ninco Daza da para ser jefe de misión diplomática en rango de embajador de Colombia? La respuesta simple es que no. La experiencia relevante del bachiller Ninco Daza es manejar las redes sociales del Pacto Histórico y repartir volantes en las calles apoyando el programa de Gustavo Petro; por cierto, un plan de gobierno en el que Petro se comprometía a cambiar la tradición de nombrar a políticos quemados como ha sucedido en anteriores gobiernos (y aun así, nombró a Temístocles Ortega de embajador en Chile, un politiquero caucano que se quemó y salió abucheado por los mismos payaneses, ah, y militante de Cambio Radical). En el mismo Pacto Histórico, hay personas con más experiencia para ocupar una dignidad que nos representa a todos los colombianos ante un país donde casi el 100% de sus funcionarios diplomáticos son de carrera. Así es, estimado lector, ¿qué habrán pensado en México los encargados de dar el beneplácito al bachiller Ninco Daza, funcionarios con años de experiencia y al menos una carrera profesional?

Así pues, hay una pregunta válida acá: ¿por qué Petro se empecinó en nombrar al bachiller Ninco Daza como embajador? Podría haberle dado un cargo de auxiliar o secretario en la mismísima embajada de Colombia en Estados Unidos en Washington, o ante la OEA u ONU. ¿Por qué el empeño de Petro de anteponer un bachiller a funcionarios de cinco, diez o hasta veinte años de experiencia que trabajan en México y que ahora recibirán órdenes de alguien cuya única credencial es que manejó el Facebook del Pacto Histórico y repartió volantes para el “gobierno del cambio”? ¿Qué sentiría usted, apreciado lector, si llevara varios años en la misma empresa y llega un recomendado, que ni siquiera ha acabado la universidad, a ordenarle cómo hacer una labor que usted conoce mejor que él?

Lo paradójico de todo esto es que todos los colombianos pagaremos el despilfarro del erario que significa que Petro haya nombrado al bachiller Ninco Daza como embajador de Colombia en México; me explico. Por un lado, los colombianos continuaremos pagando a funcionarios de carrera diplomática con categoría de embajadores que podrían estar ejerciendo las funciones de Ninco, aunque no lo hagan; por otro lado, usted, estimada lectora, pagará con sus impuestos decenas de millones de pesos al mes para que el bachiller Ninco Daza la represente ante los mexicanos, incluso más de lo que ganaría un senador como Macías del que, si usted es petrista, probablemente también se burló (el karma existe, ¿no le parece?). Y, por supuesto, cuando la justicia decida que a Ninco Daza lo posesionaron sin cumplir los requisitos mínimos de ley y anule su elección, es decir, lo retiren de su puesto por corrupto, los colombianos habremos botado cientos de millones de pesos a la basura en la figura de Ninco Daza, pues el presidente tendrá que nombrar a otro en su lugar que sí cumpla los requisitos de ley. Eso sí, que no vayan a decir los “Ninco fans” que la justicia es uribista cuando falle en derecho, o que lo tumbaron no por corrupto sino porque los jueces hacen parte del equipo que quiere verlo preso o desaparecido, como calificó el bachiller Ninco Daza en un lamentable tuit a los que cuestionaron su nombramiento (3).

El nombramiento del bachiller Ninco Daza debe ser motivo de vergüenza para cada uno de los votantes, petristas o independientes, que apoyaron el proyecto de Gustavo Petro y que se levantan todos los días con la esperanza de encontrar trabajo, aunque les pidan más de dos años de experiencia por poco más del mínimo. La cuestión no es si calificar a esta cuestión como embarazosa o no, porque sí lo es; la gran pregunta sobre la que todos los colombianos debemos reflexionar es: ¿por qué razón no les da vergüenza a los petristas, que antes despotricaban de politiqueros como Ernesto Macías, alabar y defender a capa y espada a un bachiller que no tiene escrúpulos en aceptar un puesto para el que no cumple los requisitos mínimos de ley, como Moisés Ninco Daza? Quizá, en la respuesta, descubriremos que nos hace falta mucho por madurar en términos democráticos y que las buenas intenciones jamás se realizarán si no cambiamos nuestras malas costumbres.

Ojalá, Gustavo Petro recapacite, aún está a tiempo de cambiar esa cultura política mafiosa, del todo vale, autoritaria, que estigmatiza a la crítica y que posa de democrática aunque desconozca sus principios, una cultura que han practicado todos los gobernantes de Colombia cuando llegan al poder.

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