Cauca, un grito desesperado

Cauca, un grito desesperado

El gobernador del Cauca debe advertir al presidente de los brotes de cansancio que se reflejan en la gente frente a los abusos de los grupos armados

Por: Óscar Rodrigo Campo Hurtado
mayo 22, 2024
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Cauca, un grito desesperado

El 10 de mayo participé como invitado a una sesión de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, la cual se realizó en el recinto del Concejo Municipal de Popayán.

Además de la Senadora Paloma Valencia, estuvo presente la mesa directiva de la comisión, presidida por el Senador Ariel Ávila y con vicepresidencia de la también senadora caucana, Aida Quilcué.

Dentro de las distintas voces que se escucharon sobre la violación a los derechos humanos en el departamento del Cauca, debo confesar que en particular me impactó mucho el testimonio de dolor y angustia de una líder del Corregimiento de Ortega, municipio de Cajibío (de la que omito su nombre), donde mostró su sensación de impotencia frente al asesinato del líder Álvaro Morales Flor a manos del Estado Mayor Central – EMC-  el pasado 19 de marzo; Morales era el Presidente de la Junta de Acción Comunal del mismo corregimiento y a pesar de haber denunciado las amenazas que habían recibido, y que los mantenían en confinamiento permanente junto a sus vecinos, no pudieron evitar su asesinato, pero además, la vocera en su testimonio manifestó que la alerta continúa, que siguen siendo acechados por el grupo armado y que se ha vuelto prácticamente imposible salir a la cabecera municipal porque temen también ser atacados en el trayecto.

Hay dos hechos que quiero resaltar en este testimonio, el primero es como termina la intervención la líder: “…Yo soy hija de la guerra del 2.000, y aquí estoy parada y se lo digo, no queremos más guerrilla, ni que la guerrilla mate a nuestros campesinos amarrados, ni que los torturen, porque eso es lo que hacen, cogerlos, amarrarlos, cogerlos sin un cortaúñas para defendernos, y nuestro corregimiento, sea con palos o con machetes, con lo que sea, nos vamos a defender, porque no pensamos cederles un terreno más a la guerrilla, muchas gracias”, advirtiendo con claridad que la respuesta a la negligencia del Estado será la defensa asumida por la misma comunidad. 

El segundo hecho, no menos preocupante, fue la reacción del auditorio que aprobó con fuertes aplausos el mensaje de la líder de Ortega. Cabe resaltar que este corregimiento tiene en su historia reciente la conformación de un grupo de autodefensa que se desmovilizó a comienzos del milenio, aquí hay una fuerte alerta de cansancio, de fatiga, de saturación de violencia mezclada con la incapacidad de resolutiva del Estado a algo que le obliga:  el control territorial y la garantía de vida para los moradores de estas montañas de Cajibío.

El cansancio que vive el pueblo caucano se percibe en todas partes, y la reacción propia de la gente no se ha hecho esperar, muy mentado es el caso de la comunera Nasa que terminó siendo inmolada por parte del EMC ante la mirada impávida de su comunidad, cuando intentaba evitar el reclutamiento de un menor de edad en Tacueyó (Toribío). Este flagelo de reclutamiento de menores en todo el Cauca tiene desbordados los ánimos de padres de familia y de los directivos del sistema educativo. 

En la vereda El Cuartel del resguardo de Vitoncó, municipio de Páez, el mismo 19 de marzo que asesinaron al presidente de Ortega, Cajibío, la guerrilla reclutó con falsas ofertas de empleo a dos menores de edad. Gracias a la reacción inmediata de la comunidad, que organizó con la guardia indígena una operación candado, lograron ser rescatados; y con seguridad, historias como estas se pueden encontrar a lo largo y ancho del departamento, donde la violencia no respeta los derechos de los niños y se han ensañado en reclutarlos forzosamente, pero también, con padres y líderes comunitarios, dispuestos a actuar en solitario para rescatar a los menores de estos inescrupulosos grupos.

A pesar de que ha habido ataques terroristas a la fuerza pública y a la infraestructura a lo largo de la vía Panamericana en el Cauca, no todo se le puede endilgar a estos grupos armados sobre la intermitencia en el servicio de la misma, los constantes taponamientos a la vía internacional también son un lío mayúsculo, por un lado son grupos de padres de familia y estudiantes de algunos  colegios públicos, que han decidido erradamente, presionar al  Estado para que se les cubran las vacantes de profesores, en medio de un engorroso sistema de nombramientos, en el que tanto el Ministerio como la Secretaría de Educación, se han visto en calzas prietas para lograr darle agilidad a este hecho que exacerba la paciencia de todos; y por otro lado, organizaciones sociales, especialmente étnicas y algunas campesinas, que reclaman  incumplimientos de densos pliegos de peticiones suscritos en los últimos años bajo la presión de estos mismos bloqueos.

El Cansancio está a flor de piel, ya se ven grupos de ciudadanos que salen a increpar con los manifestantes; es que no son solo pérdidas económicas y dificultades en la movilidad del suroccidente del país, se trata de la dignidad de millones de colombianos que se han visto prisioneros, tanto por los bloqueos sociales como por la falta de autoridad de un Estado que a través de un ineficiente diálogo social, no ha logrado resolver esta situación,  y que además, se ufana de no ejercer la fuerza legal para restablecer el derecho constitucional de las mayorías.

El Gobierno Nacional debe actuar con resultados, si no quiere que termine siendo la misma población civil la que siga reaccionando y empeorando la crisis. Lo que se viene haciendo lamentablemente no está funcionando, es absurdo que hayan detonado tres bombas en un mes en el municipio de Miranda, sin que la fuerza pública lograra controlar lo que ya advertía el primer artefacto explosivo. La indignación no cabe más en el pueblo caucano, Yhan Steban Villafañe de 12 años de edad, fue una de las víctimas a la que los violentos le apagaron sus sueños junto a don Luis Ovidio Rodríguez de 67 años, ciudadanos que perdieron la vida con el atentado del pasado viernes (la tercera bomba en Miranda) y desde ese día, se han presentado hostigamientos en la población de Piedra Sentada (Patía) y  el municipio de Suárez, terminando con la cruenta toma en Morales, donde fueron asesinados dos policías, un civil y una persona que se encontraba privada de la libertad. ¿Habrá que esperar una cuarta bomba en Miranda para que el ministro de defensa tome medidas excepcionales en el Cauca?

El presidente Gustavo Petro tiene que ser consciente de que la “crispación” que hoy vive el pueblo Caucano y Nariñense, apunta al justo reclamo de soluciones a su Gobierno, que además, los gobernantes locales y departamentales, deben fortalecer más sus vocerías  frente a la crisis que estamos viviendo, no caben temores frente a su gestión , -“si reclamo con fuerza los derechos de los ciudadanos, de pronto no me financian los proyectos”,-  ¡el palo no está para cucharas! la sensación es de ausencia de autoridad para hacer prevalecer el orden público, el mensaje de un Estado sin reacción  frente a los bloqueos sobre la vía es nefasto, auspicia indirectamente los nuevos bloqueos, como si la libre locomoción no fuera un derecho fundamental  y la obstrucción a la misma un delito consagrado en el código penal, que muy lejanos está del derecho a la protesta pacífica; por no mencionar también un año del cese al fuego sin mecanismo de monitoreo y verificación. ¡Qué dolor!  

El señor gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, debe advertir al presidente de los brotes de cansancio que se reflejan en la reacción de la gente a los frente a los abusos de estos grupos, la fatiga se siente en el diario vivir de los caucanos, lo que estamos haciendo por separado los distintos voceros políticos y sociales necesita de su convocatoria y liderazgo, hoy más que nunca.

No queremos conformaciones de grupos de autodefensa, no queremos grupos de ciudadanos chocando contra manifestantes que bloquean la vía Panamericana, no queremos a los padres de familia enfrentando a los fusiles en búsqueda de sus hijos reclutados, no queremos más un Estado ausente, que solo se asoma como reacción a los hechos violentos, y que permite con su inacción que la misma gente intente hacer justicia por mano propia, sin atender integralmente y precavidamente los focos del desorden y de la violencia. 

Sabemos todos que se necesita de la participación eficiente del Gobierno Nacional, es la cabeza de la Fuerza Pública y quien tiene la capacidad de una adecuada inversión social, pero esta ayuda no llegará sin que unamos las distintas voces para que se requiera con fuerza por todos los caucanos al establecimiento público y a la comunidad internacional, y no, con voces destempladas de algunos adeptos al gobierno, dando razones a los caucanos de lo que supuestamente hará y que hasta ahora no se ha visto.

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