¿A quién le sirven las pruebas Saber?

¿A quién le sirven las pruebas Saber?

Un profesor de bachillerato señala sus limitaciones

Por:
agosto 06, 2014
¿A quién le sirven las pruebas Saber?

El domingo pasado, 600.000 jóvenes que cursan  último  grado en los colegios  del  país presentaron las pruebas Saber 11º, examen que pretende ser un filtro para ingresar a la educación superior y un medidor de calidad en la educación secundaria, el estreno de estas pruebas ha despertado críticas en sus detractores , como ocurre con el profesor Yesid González Perdomo:

Hay que mencionar, que la prueba cambia este año para alinearse con los otros exámenes que presentan los estudiantes del país (Saber 3, 5, 9 y Pro).  Ya que como estaba diseñado el examen de once, no permitía hacer los comparativos durante el proceso educativo; bajo esta perspectiva Saber 11ª rompía con la estructura  de los otros exámenes. Claro que esto no explica todo y vale la pena preguntarse ¿qué es lo que mide  realmente el ICFES? y ¿para qué sirve?

Según el documento Alineación del examen Saber 11º  producido por el  ICFES, lo que se mide son las competencias desarrolladas por los estudiantes en cada uno de los campos del  saber durante el bachillerato, esas competencias se indagan a través del conocimiento de unos componentes (temas), las preguntas se orientan hacia el saber hacer,  es decir,  cómo se puede aplicar el conocimiento para la resolución de problemas.

Ahora bien, es interesante examinar  el documento desde lo que afirma en la página 11 “es claro que siempre habrá, inevitablemente, un mínimo de cultura general y de conocimientos que se adquieren por fuera de las instituciones educativas que resultan necesarios para la correcta interpretación de las preguntas”. Ese es, precisamente, otro punto clave para entender los malos resultados de nuestros estudiantes, el examen no solo evalúa lo que se desarrolla en los colegios, aunque la supuesta calidad de los mismos en el país dependa únicamente de los resultados de éste, entonces aparecen nuevos interrogantes ¿por qué razón el ICFES y el MEN[1] no tienen en cuenta un mínimo del contexto socioeconómico de los estudiantes, que es en gran medida lo que determina la famosa “cultura general”? ¿cómo medir que solo es un mínimo de cultura general y conocimiento por fuera del aula lo que necesita el estudiante, para obtener las respuestas correctas?

Algo muy similar sucede con el “célebre” y “buen” nombrado informe Compartir sobre la calidad docente, donde los investigadores  excluyen las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, como si los colegios fueran asépticos sociales que no reciben todas las problemáticas de la humanidad y sus alrededores. Quiero dejar claro, antes de continuar, que este análisis no desconoce las falencias que existen en el sistema educativo, pero no podemos seguirle el juego a los tecnócratas  e intelectuales del capital, que ven solo lo que sus anteojeras políticas les permiten.

Añadamos pues, que la cultura general, el capital cultural o el acumulado cultural, como bien quieran los intelectuales llamar, es fundamental en los resultados de las pruebas censales. Buen ejemplo de ello es el informe final de la encuesta de clima escolar y victimización, 2013 (Bogotá), donde participaron personajes de las calidades académicas de Paul Bromberg Zilverstein, quien con otros investigadores pudo establecer una estrecha relación entre los buenos resultados de las pruebas del ICFES y el nivel académico de la  madre; en el caso de que la madre responda al imaginario de mujer abnegada y con tiempo disponible para sus hijos, ya que con lo que nos encontramos a diario en los colegios es con otro tipo de madres y familias, muy fraccionadas o consumidas por la necesidad de sobrevivir. Esto nos conduce a contextos en los cuales nuestros estudiantes están expuestos a la delincuencia, las sustancias psicoactivas, la miseria, el maltrato y el abandono, tenemos un caldo de cultivo excelente para unos resultados desastrosos, tal  y como lo repite el eco de PISA en el oído de la ministra.

Todo lo dicho hasta ahora  explica  por qué  los resultados de la prueba del domingo, apenas pueden dar cuenta de unos  pocos jóvenes, no deberían tenerse en cuenta todos,  solo  aquellos que en algunas instituciones escolares logran superar las dificultades cotidianas para poder dedicar algo de tiempo a la academia. Si tenemos en cuenta que en muchas ocasiones los maestros  debemos detener los procesos académicos para que un “pequeño salvaje”, que viene de la selva de concreto se civilice un poco. Detenemos las clases, aunque los funcionarios de alto nivel se sonrojen, las detenemos las veces que sean necesarias para enseñar lo que muchos no han recibido en casa; valores, comportamientos adecuados en determinados lugares, incluso como maestro he dado gracias a mis clases de comportamiento y salud que recibí en el bachillerato, es triste ver un niño con las orejitas listas para sembrar un cultivo de papa; no es su culpa, nadie le ha enseñado,  no hay quien revise sus cuadernos, nadie le ayuda con las tareas, pero después de un largo proceso seguramente no va a poder competir con la cultura general de un joven de la elite criolla, que la logra en el extranjero o alrededor de sus padres y familiares.

No es lloriqueo, ni mucho menos desconocer el potencial de los estudiantes, es simple lógica, si en una competencia de atletismo uno de los competidores no tiene una pierna, seguramente llegará de último, el examen del domingo  es una competencia desigual  y sucederá exactamente lo mismo, porque no hay condiciones igualitarias para la competencia.

Finalmente, este niño que en un principio no sabía levantar la mano para pedir la palabra o utilizar los cubiertos en la mesa, que representa a miles en Colombia, cuando termine su proceso educativo en el bachillerato no va a obtener los mejores resultados, y el ICFES lo condenará a no poder ingresar a una universidad. Lo que el ICFES no sabe y no puede medir y no quiere también, es que ese niño después de un largo y complicado proceso ya no es más un salvaje que soluciona todo a los golpes; cuando le entrego en sus manos el diploma que lo acredita como bachiller, veo en sus ojos el alma de un ser humano, prueba de que todos podemos cambiar y mejorar, eso sí, no todos al mismo ritmo.


[1] Ministerio de Educación Nacional.

 

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--