La protesta pacífica no fracasó; lo que falló fue el intento de criminalizarla. Sin violencia, el paro evidenció madurez política y rompió la narrativa del caos
Parece que Petro agotó el modelo de pedirle al pueblo que saliera a la calle a respaldarlo y este se mamó de la repetición que solo glorifica la vanidad del poderoso
A Petro le toca superar los problemas de las reformas y encauzar sus metas dejando de jugar a la bolita. Ni marchas ni constituyentes resuelven las inconsistencias
Petro abre la puerta del reconocimiento internacional al romper relaciones con Israel, pero opaca suicidamente el buen resultado de las marchas a su favor
Las fuerzas democráticas no deben permitir que ocurra un golpe y para desactivar ese horror se debe realizar la más amplia movilización social y popular